Por Dra. María José Ubilla, Presidenta Nacional Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet)
En los últimos días se dio a conocer el caso del centro veterinario Civavet, quienes han sido funados en redes sociales y de forma presencial en las afueras del centro, recibiendo agresiones físicas, verbales y amenazas de muerte. Lamentablemente esto no se trata de un caso aislado, cientos de colegas a lo largo de nuestro país han sufrido este tipo de situaciones, que afectan directamente su trabajo y en muchos casos su integridad física y mental.
Según datos de la Subsecretaría de Educación Superior la carrera de Medicina Veterinaria es la 2da más demanda en cuanto a matrículas de las carreras universitarias, en los últimos 10 años. Así, nuestra profesión es de gran importancia para las y los jóvenes que deciden su futuro profesional, pero también para la sociedad que demanda cada vez más los servicios veterinarios, sobre todo de clínica de animales de compañía, por ello no es extraño que cerca del 49% de las y los médicos veterinarios se dediquen al área de clínica menor, de acuerdo con el 1er estudio laboral del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet).
Muchos de tutores de animales de compañía consideran a sus mascotas como miembros de sus familias, respondiendo a las obligaciones que conlleva la tenencia de éstas y respetando sus necesidades y controlando su salud al menos dos veces al año con su médico veterinario de cabecera. Sin embargo, en la práctica clínica veterinaria diariamente se reciben pacientes con otro tipo de historia, perros, gatos y animales exóticos, sufren deterioro de su bienestar físico y mental por semanas e incluso años, donde no se satisfacen sus necesidades mentales y físicas, no ha existido atención oportuna de su salud o los responsables incumplen obligaciones mínimas de la Ley 21.020, sobre tenencia responsable. Así, existen casos en que a pesar de que las y los colegas exponen claramente en la primo-consulta la gravedad de una patología, la cronicidad de un síndrome, los riesgos, costos, dedicación y otras implicancias de tratar cierta patología crónica, la urgencia de un tratamiento o la necesidad de hospitalización inmediata, se subestiman por parte de los tutores. ¿Se esperarían meses o años para decidir iniciar un tratamiento en una persona con diagnóstico complejo? Reiteradamente recibimos pacientes en que el pronóstico es desfavorable, lo que complejiza un tratamiento exitoso; y, cuando el tratamiento fracasa, se extiende el periodo de hospitalización o el paciente fallece, nos exponemos a críticas, en ocasiones desproporcionadas, que llegan a agresiones y amenazas. Así como ocurre en la medicina humana, los tratamientos pueden fracasar y también mueren personas por diversos factores, no sólo por el médico que atendió al paciente.
De acuerdo al estudio laboral Colmevet, casi el 60% de las y los médicos veterinarios se han enfrentado a propietarios que abandonan a la mascota en la consulta o clínica; el 76% a tutores que se niegan a pagar la atención; el 57% ha sido agredido verbalmente por un cliente; el 22% ha sufrido funas en su lugar de trabajo y el 30% en redes sociales ¿Se dan estas situaciones de forma reiterada en la medicina humana o en otras profesiones del área de salud?
La medicina humana se practica con varias herramientas a las que no accedemos como profesionales veterinarios. Carecemos de acceso a fármacos importantísimos para el manejo del dolor o para realizar tratamientos pertinentes a patologías graves, tampoco somos reconocidos como profesionales de la salud en el Código Sanitario chileno. Pero, nos exigen salvar a cada paciente que ingresa a una clínica veterinaria.
Es hora que nuestra formación y compromiso con los pacientes, así como el aporte de la Medicina Veterinaria al resguardo no sólo de la salud animal, sino también humana y ambiental sea respetada, valorada, reconocida. Ya es hora que el análisis de casos de funas por parte de noticiarios y programas de TV se realice de manera informada y ética, y no como un espectáculo farandulero. Como Colegio Médico Veterinario de Chile somos enfáticos en la necesidad de denunciar malas prácticas, tanto de ejercicio ilegal, como de negligencias de profesionales titulados. Hemos presentado querellas y apoyamos investigaciones de las policías, fiscalías y periodistas en estas materias. Además, disponemos de un canal oficial de denuncias de mala praxis a través de nuestro Tribunal de Ética Nacional. Ese es el camino de denuncia en caso de que un tutor considere una mala praxis hacia su animal de compañía, no el repudio social.