Boric sobreestimó la capacidad política de la ministra y subestimó la memoria de la gente. La ministra simplemente no tiene la capacidad ni la experiencia para estar en el cargo que está, y la gente no se olvidará de la intrépida actitud que tuvo como critica del gobierno anterior. Por lo mismo, la oposición a la ministra está dividida entre la izquierda que le pide ser consecuente con su pasado y el resto que le exige estar a la altura de su cargo.
A esta altura, nadie entiende bien qué está haciendo la ministra Izkia Siches en Interior. Pues, si el objetivo era empoderarse de la cartera, enfilar al gobierno políticamente y frenar la delincuencia, ha fracasado estrepitosamente. No hay ningún estándar realista contra la cual se pueda evaluar su trabajo positivamente, y no queda claro exactamente cuál es su visión hacia el futuro.
Ha repetido varias veces que su intención es cambiarle el rostro a la cartera e instalar un liderazgo horizontal basado en el dialogo, pero es evidente que eso no le ha resultado. Su primera visita a La Araucanía así lo demuestra. A solo cuatro días de haber asumido, irónicamente, terminó parapetada en una comisaría de Carabineros.
En el diseño original de Boric la idea era tener a Siches en Interior para canalizar la furia. Pues, como oposición, fue exactamente eso lo que la ex presidenta del Colmed logró hacer: ser la voz del descontento popular ante los tomadores de decisiones. La diferencia es que mientras en ese entonces estuvo al lado del “pueblo”, ahora está al lado de la “elite”. El diseño no era malo, si la idea era usar el capital político de la doctora para instalar al gobierno en el poder, y usarla como un fusible para desactivar potenciales conflictos.
Pero, a dos meses del debut, es claro que el diseño (si era ese) no se aplicó. La ministra sigue en el poder, como lastre, atrapando al resto de sus pares en un bote al que lentamente le entra agua.
Parte del problema tiene que ver con el diagnóstico inicial. Boric sobreestimó la capacidad política de la ministra y subestimó la memoria de la gente. La ministra simplemente no tiene la capacidad ni la experiencia para estar en el cargo que está, y la gente no se olvidará de la intrépida actitud que tuvo como critica del gobierno anterior. Por lo mismo, la oposición a la ministra está dividida entre la izquierda que le pide ser consecuente con su pasado y el resto que le exige estar a la altura de su cargo.
Obviamente es una tensión con la cual la ministra no sabe o no puede lidiar. Y es en ese cruce que lamentablemente colapsó, llevándose toda la esperanza de algún día empoderarse en su cargo.
No es necesario listar todos los errores no forzados que ha cometido la ministra. Por la frecuencia y magnitud de sus tropiezos, enumerarlos sería solo repetir lo que todos ya saben. Además, los errores hablan por sí mismos. Pero sí es importante constatar las repercusiones de sus actos han causado. En esa línea, quizás la más evidente de las consecuencias ha sido sobre su propio liderazgo y legitimidad popular.
Es triste, pero es cierto que la ministra solo estuvo en el poder tres días. Desde el 14 de marzo, ha brillado por su ausencia. Su liderazgo se ha diluido y se ha repartido entre la vocera de gobierno Camila Vallejo y el subsecretario del Interior Manuel Monsalve.
Otra de las consecuencias del trabajo mal hecho de Siches, y quizás más grave por los corolarios que implica, es sobre la evaluación del gobierno, que, desde la primera medición en las encuestas, ha ido de mal en peor. Hoy el presidente tiene el registro de ser el mandatario con la aprobación popular más baja de todos los anteriores, y lamentablemente, es imposible no asociar esa evaluación al trabajo de Siches. Pues resulta que cuando la gente evalúa a Boric, también evalúa a Siches. Y cuando evalúa a Siches, evalúa a Boric. Por lo tanto, mientras más errores cometa Siches, más dura será la evaluación contra Boric. El presidente debe entender en hora buena que a veces es mejor avanzar solo que avanzar mal acompañado.
Si Siches llevará un año, o incluso seis meses, en el poder, estaría fuera. A esta altura, cualquiera con esta cantidad de errores estaría fuera. Salvo el caso de Chadwick en el segundo gobierno de Piñera, que duró casi un año más de lo que debió haber durado, todos los demás ministros del Interior han salido de sus cargos cuando han debido salir. Es el caso de todos los que han salido del cargo forzados, incluyendo a Víctor Pérez, Andrés Zaldívar y Rodrigo Peñailillo. Si Boric despidiera a Siches hoy, habrá sido la titular con menos días en el poder desde Carlos Wilson, que estuvo en el cargo solo 53 días, entre el 1 de marzo y el 5 de junio de 1954, en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.
Es probable que Boric sepa que expulsar a la primera mujer en ser ministra del Interior del primer gobierno feminista de la historia le puede traer problemas. Pero, al mismo tiempo, debe estar al tanto que la situación le está causando un desgaste innecesario y peligroso, que se podría arrastrar por años. Es probable que mantener a la ministra no le traiga el tipo de consecuencias que le trajo a Piñera con Chadwick, pero no será gratis tampoco.
Hoy Siches hace más daño que bien al gobierno, y alguien en el poder debe tomar nota de aquello. El gobierno merece tener oportunidades que con Siches simplemente no tendrá. Y aunque es enteramente posible que la ministra de vuelta la situación, ya tiene demasiados críticos a sus espaldas.
El mejor de los casos sería mover a la ministra Siches a otra cartera. Similar a lo que hizo Piñera con Rodrigo Hinzpeter en 2012, Siches podría ir a una cartera sectorial, más apropiada para sus características técnicas y capacidades políticas, como Salud, Desarrollo Social, o Trabajo. Aun si eso implica sacrificar a otro titular, sería al menos una buena solución en lo integral. En definitiva, no hay nada escrito sobre qué hacer con situaciones como la actual. Boric puede perfectamente dejar a Siches, y puede que ella se empodere, pero todo apunta a que la erosión continuará por un tiempo antes de cualquier repunte. Y es precisamente ese tiempo, el inicial, el que es tan importante resguardar.
Por Kenneth Bunker
Fuente: Ex-ante