Plebiscito del Próximo 4 de Septiembre

Por Ulises Carabantes A.

  •             Estamos a sólo dos meses de una jornada en que Chile deberá tomar una decisión sobre su futuro, un futuro que hay que medirlo en un horizonte de por lo menos cincuenta años. Es decir, el futuro que vivirán nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros bisnietos. Es decir, se estará tomando una decisión de largo aliento, de largo plazo, que afectará a varias generaciones de chilenos.

Dicho lo anterior, es importante tomar y analizar parte de las palabras emitidas esta semana por el ex Presidente de la República , don Ricardo Lagos Escobar, quien señaló que ni el texto constitucional vigente hoy, ni la que se ha propuesto al país a principios de la presente semana por la Convención Constitucional que se constituyó por un año para proponer al país una nueva carta Fundamental, cumplen con un requisito básico, de acuerdo con lo expresado por el ex Presidente, de representar a la gran mayoría de los chilenos, de contar con la aprobación de la mayor parte de los ciudadanos.

Hoy, para Ricardo Lagos, su Constitución dejó de ser “digna de una nación democrática”, como la calificó en agosto de 2005, momento en que también señaló “hoy el nuevo texto constitucional se pone a la altura del espíritu democrático de todos los chilenos; y hoy Chile se une tras este texto constitucional. Todos esos dichos del ex Presidente fueron expresados pues bajo su Gobierno quedó estructurada la actual Constitución que modificó en forma radical la Constitución de 1980. Valga señalar que la actual y vigente Constitución lleva la firma del Presidente Ricardo Lagos y de sus Ministros de Interior Francisco Vidal,  de Relaciones Exteriores Ignacio Walker, de Defensa Jaime Ravinet, de Hacienda Nicolás Eyzaguirre, Secretario general de la Presidencia Eduardo Dockendorff, Secretario General de Gobierno Osvaldo Puccio, de Economía, Fomento y Reconstrucción Jorge Rodríguez, de Economía Sergio Bitar, de Justicia Luis Bates, del Trabajo Yerko Ljubetic, de Obras Públicas Jaime Estévez, de Salud Pedro García, de Vivienda Sonia Tschorne, de Agricultura Jaime Campos, de Minería Alfonso Dulanto y de Planificación, la actual Senadora por Atacama Yasna Provoste. Es decir, se trata la actual Constitución de una Carta Fundamental estructurada en democracia, refrendada con la firma de un Presidente elegido por la ciudadanía, acompañado por la firma de sus Ministros de Estado que pertenecían a todo el abanico político partidista que le dio sustento a la administración gubernamental de Ricardo Lagos. Pero, el ex Presidente, tal vez en una meditación profunda, ha llegado a la conclusión que su Constitución no es “digna de una nación democrática” y que no sería del gusto de todos los ciudadanos. Por otra parte, respecto del texto constitucional que se ha propuesto al país, el ex Presidente tiene la misma opinión, en el sentido de no estar éste a la altura ni representar los anhelos de todos los chilenos. En esa misma línea ha hablado el senador por el Partido Socialista José Miguel Insulza, concordando en sus apreciaciones con el ex Presidente Lagos.

Interesante resulta concluir que dado que ninguno de los dos textos constitucionales, el vigente y el propuesto, cumpliría con el requisito de unificar a la familia chilena, se plantea la necesidad de tener que hacer importantes modificaciones a uno de ellos, al vigente o al propuesto. Si se opta por hacer modificaciones a la vigente, se estaría optando por dos cosas al mismo tiempo, elegir la opción rechazo en el plebiscito del próximo 4 de septiembre, opción legítima por cierto y efectuar modificaciones a la Constitución vigente como ya se hizo en el pasado, eliminando la posibilidad de quedar con una Constitución que estaría introduciendo múltiples diferencias entre los chilenos, como ocurre con el texto constitucional propuesto esta semana, incluso según la etnia a la que se pertenece, con leyes y sistemas de justicia distintos según la raza la de la que se es parte, desagregando el país bajo ese concepto, algo que no resulta un factor de estabilidad para un país que pretende seguir desarrollándose en el largo plazo, es decir, por lo menos en el próximo medio siglo, en condiciones de armonía e integración plena.

Modificaciones al texto propuesto ante un eventual apruebo de éste será prácticamente imposible, pues quedó establecido que para cualquier modificación se requerirá un quórum de 2/3 y lo que es más complejo, se requerirá la aprobación de minorías étnicas, con lo que en la práctica, dichas minorías pasarán a ser ciudadanos de primera categoría y el resto de los chilenos, ciudadanos de segunda categoría, sujetos a la voluntad absoluta de dichas minorías.

De acuerdo con lo anterior y pensando en el desarrollo y convivencia armónica del país, mi apreciación es que la opción que asegura un futuro con menor incertidumbre para los chilenos, es la opción rechazo en el plebiscito del próximo 4 de septiembre, con las posteriores y necesarias modificaciones a la actual Constitución, tal como lo hizo en el 2005 el Presidente de la República don Ricardo Lagos.

 

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