No solamente los trastornos depresivos pueden ser estacionales; también las personas con trastornos bipolares pueden tener episodios depresivos estacionales y también episodios de hipomanía o manía estacionales, que pueden ocurrir en otras estaciones como primavera o verano.
El Trastorno Afectivo Estacional (TAE) no se reconoce como un trastorno del ánimo distinto, sino más bien a un especificador, es decir, a una característica de los episodios anímicos en personas que se han diagnosticado con trastorno del ánimo. Por ejemplo, para una persona que tiene episodios depresivos repetidos, estos eventos pueden ser caracterizados como estacionales si la mayoría ocurren en una época determinada del año, usualmente en invierno. Así lo sostiene el Dr. Danilo Quiroz, director en Fundación Neuropsiquiátrica de Santiago, NEPSIS y profesor adjunto en la Universidad Diego Portales.
El especialista agrega que “se ha planteado que la cantidad de luz disponible influye en la aparición de estos episodios. Por lo tanto, en zonas ubicadas en latitudes más altas, más al norte o al sur, la prevalencia de estos trastornos sería más alta. Debido a que la luz disponible tendría un rol relevante en el desarrollo de la estacionalidad en los trastornos del ánimo, identificar el cambio en el tono anímico a medida que llega el invierno, debiera motivar a que las personas mantengan la mayor parte de las rutinas en forma regular, intentando utilizar estrategias que permitan estar más expuestos a la luz. Por ejemplo, no usar cortinas que oscurecen totalmente la habitación, procurar estar expuesto a la luz del día, mantener ordenadas las otras rutinas como los horarios de comidas, salir de la cama, hacer ejercicio, entre otros”.
Los síntomas del TAE pueden tener las mismas características que los episodios no estacionales, sin embargo, es más frecuente el aumento de las horas de sueño, aumento de apetito, peso, fatiga o cansancio. El Dr. Quiroz comenta que no es claro cuáles son las causas que ocasionan este trastorno, sin embargo, se postula que el tiempo de exposición a la luz del sol, aunque también la temperatura, o los cambios de luminosidad durante el invierno o primavera pueden ser factores determinantes.
Respecto a las terapias que pueden usar quienes sufren de cambios anímicos depresivos, el Dr. Danilo Quiroz, informa que se pueden usar dos estrategias. La primera es usar dosis “fisiológicas” de luminosidad, aumentando el fotoperiodo, o dicho de otra manera, aumentar el tiempo de exposición a luz en magnitud de intensidad similar a la luz solar, lo que se obtiene a través de lámparas de “simulación de amanecer”, que son dispositivos tipo despertador, que otorgan una luz de intensidad ligeramente menor a la luz día, simulando un amanecer, desde 30 minutos antes que suene la hora del despertador.
“Esto es particularmente útil para personas que tienen que despertar a oscuras, permitiendo tener un despertar más “fisiológico” o normal. La intensidad de esta iluminación es del orden de 300 “lux” (la luz día tiene aproximadamente 800 lux)”, agrega el especialista. Otra estrategia es usar dosis supra normales de estimulación, las cuales son las lámparas típicas de luminoterapia, que aportan aproximadamente 10.000 lux. “Esto se puede ocupar para el tratamiento de las depresiones estacionales, lo que tendría una eficacia semejante a usar medicamentos antidepresivos en este tipo de depresiones”.
Téngase presente
Los fenómenos anímicos estacionales ocurren en personas con trastornos del ánimo y tienen una prevalencia más baja de otro tipo de cambios que son mucho más frecuentes. Es común que las personas en invierno tengan la sensación de tener menos energía, que su apetito aumente, al igual que su peso, sin embargo, si eso no está asociado a un episodio depresivo, no corresponde a un trastorno anímico. El Dr. Danilo Quiroz, Director en Fundación Neuropsiquiátrica de Santiago, NEPSIS y profesor adjunto en la Universidad Diego Portales, informa que si el ánimo cambia, depresión, tristeza, menos capacidad para disfrutar de las cosas, de manera persistente y por más de dos semanas, puede que esté cursando un episodio depresivo; esto se puede acompañar de cambios de sueño y apetito, de energía, lo cual está reducido en depresiones estacionales, con quejas cognitivas, ideas negativas, como por ejemplo desesperanza, inutilidad, culpa o ideas suicidas, entre otros.
Agrega que “si esto se sostiene por un plazo superior a dos semanas, e interfiere con el funcionamiento cotidiano -las tareas se hacen con notoria más dificultad o incluso algunas se dejan de realizar- es posible que sufra un episodio depresivo mayor”. En este caso, se recomienda consultar con su médico de cabecera o psiquiatra, “en primer lugar para definir qué tipo de trastorno de ánimo puede estar cursando, ya que la depresión puede ser parte de un trastorno depresivo mayor recurrente con patrón estacional, o puede ser una depresión bipolar, o secundaria a una condición médica, hipotiroidismo por ejemplo”.
Una vez definido el tipo de depresión, se decide el tratamiento más apropiado. En el caso de la depresión mayor recurrente, si el episodio es de intensidad leve o en algunos casos de depresión moderada también, las indicaciones generales como ordenar los horarios, usar alguna otra estrategia asociada a los ritmos o la luz (luminoterapia por ejemplo), ejercicio físico, etc. Puede ser suficiente. Las intervenciones psicoterapéuticas son una opción en depresión de cualquier intensidad. Finalmente, si el episodio es de intensidad moderada a grave, es recomendable el uso de medicamentos antidepresivos.
Por último, el Dr. Quiroz asevera que “en el caso que su médico considere que el episodio corresponde a una depresión bipolar, el tratamiento recomendado, además de las medidas generales y la psicoterapia específica para el trastorno, incluye el uso de medicamentos estabilizadores del ánimo”.