Las enfermedades respiratorias, ya sean de carácter agudo o crónico, pueden producir una disfunción del corazón, sobre todo de la zona encargada de recibir la sangre del resto del cuerpo y bombearla hacia los pulmones.
Las enfermedades respiratorias agudas, continúan siendo un importante problema de salud pública y afectan principalmente a grupos de mayor riesgo como son los niños, los portadores de patologías crónicas y los adultos mayores.
Y durante el 2021, hubo un aumento de casos en niños, en especial lactantes (menores de 2 años) y preescolares (de 3 a 5 años) que desarrollaron poca inmunidad para los virus estacionales, debido a la escasa o nula interacción durante el período más álgido de la pandemia.
El doctor Francisco Moraga, médico pediatra, jefe del Servicio de Pediatría Hospital Clínico San Borja Arriarán comentó que “un niño con obesidad está más predispuesto a presentar cuadros más graves respiratorios o que éstos se prolonguen más tiempo, por lo tanto, la dependencia de oxígeno será más prolongada. En ese sentido precisó que “a todo el fenómeno inflamatorio e inmunológico de un niño o niña con obesidad, hay que sumarle que el desplazamiento de la cavidad torácica es menor, la infiltración de grasa en los músculos de la pared del tórax y del diafragma hacen que la movilización de las secreciones sea menos eficiente. Por lo que, junto con la propensión del punto de vista del daño a las defensas, también tenemos un problema mecánico, factor adicional para el daño”.
Para Moraga, “en el caso de los niños y niñas que viven con obesidad, lo ideal es prevenir que se desarrolle la obesidad porque una vez instalada como enfermedad, el menor presentará una serie de vulnerabilidades”. Y agregó, “las comorbilidades de los niños con obesidad van desde fenómenos psicológicos, hasta trastornos metabólicos como diabetes. Y el daño que se va produciendo es multiorgánico”.
Finalmente, el médico pediatra precisó que “la obesidad es una enfermedad crónica. Por eso debemos generar conciencia en la población de que es una enfermedad que limita para toda la vida y donde el tratamiento no puede ser interrumpido. Este es un elemento importante porque todos entendemos cuando hablamos de enfermedad crónica, por ejemplo, en una fibrosis quística, enfermedad de Crohn, asma, hipotiroidismo y ni hablar de la diabetes tipo 1. La ventaja de declarar a la obesidad como enfermedad crónica es poder asegurar los tratamientos permanentemente y en el largo plazo, ayudar al desarrollo de políticas públicas que propendan a la prevención y evitarnos llegar a esta condición”.