Por Juan José Ronsecco
Luego de vivir varios años complicados en la Región de Atacama, como lo fueron 2015 y 2017 con los aluviones, tanto para el sector público y el privado, en lo que se refiere a infraestructura y pérdidas materiales, a lo que se le suma, en el 2019, el estallido social, impactando directamente al comercio, incluso dejando en la ruina a varios comerciantes de Atacama y por si esto no fuera poco, llega la pandemia, que además de cobrar muchas vidas, afectó profundamente la economía mundial y en Chile perjudicó tanto a pymes, como al sector Industrial, el que pese a todo estos impactos, nunca bajó las manos en ningún momento, tratando en lo posible de mantener las fuentes laborales y subsistir.
En Atacama, la pequeña minería tiene una alta importancia ya que forma parte de su historia y desarrollo, gran parte de la generación más longeva de la región conforman y viven de esta actividad, tratando de mantener vivo este sector productivo, que sin duda también ha sido fuertemente golpeado por los tres eventos antes mencionados, además del vaivén de los precios.
Si hablamos de agricultura, además de ser golpeada por estos mismos efectos, es un área disminuida en los últimos años. Del gran bum que tuvo cuando fuimos pioneros en los mercados internacionales, destacada por sus primores, donde también se tuvo que pagar comisión por usar algunas variedades que se introdujeron en estos mercados consumidores, todo esto y otros impactos han afectado subiendo los costos de los productores y dejando de ser el buen negocio que fue, es cosa de subir a los valles y ver cuantas hectáreas han dejado de producir.
En esa misma línea, también está el sector pesquero que quiso levantarse en algunos años y que no logro despegar, por distintos motivos, como leyes poco amigables.
El sector turístico, que no ha estado ajeno a los impactos antes señalados, ha tratado de mantenerse con mucho esfuerzo, pero acá entra en juego la cultura ciudadana que no colabora en cuidar el medioambiente, sin dejar de lado la infraestructura regional que es poco amigable para este negocio, a sabiendas de la hermosa geografía que podemos aprovechar.
Los atacameños somos gente aguerrida y siempre dispuestos a desafiar los destinos, con ganas de volver a ocupar el sitial que tuvimos en la época del auge minero y del bum agrícola, pero necesitamos la colaboración de las autoridades locales, con voluntad desafiante, con foco de crecimiento y desarrollo de nuevos negocios para la región. Autoridades capaces de debatir y defender su posición, ante las decisiones del nivel central, con conciencia y claridad de lo que realmente necesita nuestra región, quien mejor que nosotros mismos los atacameños saquemos la voz e impulsemos estos desafíos a nuestras autoridades.
Se necesita, con celeridad nuevas inversiones en la región, tenemos que defender los proyectos, promover una pequeña y mediana minería sin esperar un voto a cambio, esto se tiene que impulsar como medida de crecimiento y desarrollo, conducir a los inversionistas por la senda del impacto ambiental y comunitario, pero a través de buenas técnicas y metodologías de evaluación que resguarden lo que realmente se necesita custodiar, sin estigmas del pasado. Atacama necesita de inversión cosa de crecer conjuntamente a quienes se atrevan a invertir.