Las certificaciones energéticas de las viviendas y edificios públicos

Francesca Vives Figueroa, Arquitecta, académica UCEN Región Coquimbo.

Desde el año 2012 Chile pone en marcha 2 certificaciones energéticas para viviendas y edificios públicos. Estas son la CEV (calificación energética de viviendas) para casa propiamente tal y la CES (Certificación Edificio Sustentable). Ambas están basadas en modelos internacionales que buscan optimizar el consumo energético de calefacción y enfriamiento que requieren los espacios para su comodidad interior. Y consideran una etiqueta energética muy similar a las que hoy vemos en los electrodomésticos: A+, A, B, C, D, E o F en la certificación CEV; y Certificación Destacada, Sobresaliente o Edificio Certificado en la certificación CES.

En palabras simples, significa que, a la hora de comprar, arrendar o solicitar el diseño de una vivienda, podremos tener certeza de cuál será el gasto energético que requerirá y podremos escoger vivir en una casa A+, A, B, C entre otras. Con esto podremos tener una idea si en las cuentas de luz, agua, o gas nuestro consumo será de $10.000 o $50.000 a modo de ejemplo, ya que los diferentes parámetros estarán calculados de acuerdo a las especificaciones técnicas del proyecto.

Nuestras actuales certificaciones nacionales se basan en la británica BREEAM, la alemana Passivhaus y americana LEED. La más antigua de ellas es la de Reino Unido que data del año 1988.

La estrategia básica que consideran las certificaciones es la orientación de la vivienda o edificio, optimizando la luz y energía solar en las fachadas del volumen arquitectónico. Pese a que esto de la orientación norte, sur, oriente o poniente es un tema básico para quienes somos del área de la arquitectura y construcción, en Chile el mercado inmobiliario sigue diseñando viviendas consideradas «pobres energéticamente» y en algunos casos insalubres, ya que, al no tener una buena localización, ponen en riesgo la salud de quienes las habitan.

Muchos de los inmuebles que se proyectan en Chile nacen con errores de diseño desde el inicio, al considerar orientación sur de los espacios comunes o principales: living – comedor o dormitorios. Las familias que las ocupan, lo notan cuando rápidamente en su hogar aparecen problemas de hongos, humedades y la famosa «condensación».

Es por ello que la carrera de Arquitectura de la Universidad Central Región Coquimbo ha incorporado un electivo, que entrega las herramientas para diseñar de forma consciente en cuanto al gasto energético que genera el habitar un determinado espacio; y así, formar profesionales que permitan una construcción sustentable con su entorno y saludable para sus usuarios.

 

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