Noviembre comienza con olas de calor en varias ciudades del país, y con ello también surge la idea de habilitar las piscinas para combatir las altas temperaturas desde el hogar. Para evitar accidentes acuáticos te recomendamos conocer cuáles son las principales situaciones de riesgo que se generan en esta época del año.
“Efectivamente en estas semanas y en una época donde las actividades al aire libre aumentan a raíz de las temperaturas es donde ya se empiezan a recibir los primeros pacientes pediátricos por accidentes en relación con el agua, específicamente accidentes en piscinas”, destaca el Dr. Francisco Marino, Subjefe del Servicio de Urgencias de Clínica Las Condes.
Ahogo por inmersión
En Chile, el ahogo por inmersión es la primera causa de muerte en niños y niñas de uno a cuatro años. Accidente que por lo general ocurre de forma inesperada y en donde es muy importante reaccionar a tiempo para brindar primeros auxilios y así evitar consecuencias fatales. Lo relevante es que el 70% de los accidentes se generan cuando los menores están siendo supervisados.
Este tipo de accidente se produce a raíz de una insuficiencia respiratoria producida por inmersión de un medio acuoso. Situación que dependiendo del tiempo puede requerir maniobras de soporte vital en el lugar y posterior traslado a un servicio de emergencia médica.
Especialistas destacan que el hecho de ejercer correctamente la reanimación cardiopulmonar puede hacer la diferencia en relación con las secuelas que se puedan generar.
“Existen accidentes que podemos prevenir, así como las caídas a piscinas que pueden ocasionar una asfixia por inmersión, hecho que puede tener consecuencias catastróficas o secuelas neurológicas de por vida, por eso las piscinas siempre deben tener rejas y los niños estar bajo nuestra supervisión”, afirma el Dr. Marino.
Entre los accidentes que mayormente ocurren en piscinas, podemos encontrar además aquellos que se producen en pacientes que poseen alguna patología crónica, como epilepsia o una cardiopatía. Además, durante esta época del año se presentan accidentes con conductas de riesgo en pacientes más adolescentes a raíz de piqueros o saltos, “este tipo de actos no debieran estar permitidos pues las lesiones cervicales pueden tener también secuelas neurológicas y medulares para el resto de la vida”, agrega.
¿Cómo evitar accidentes en piscinas?
- Instalando en el entorno de la piscina una reja que mida más de 120 centímetros de alto y con una separación adecuada entre cada barrote.
- Manteniéndote alerta y resguardando a los niños mientras están cerca de la piscina.
- Retirando los juguetes del interior de la piscina para no llamar la atención de los niños.
- Manteniendo los productos químicos fuera del alcance de los niños.
- Retirando los artefactos electrónicos del entorno.
- Evitando acciones riesgosas como piqueros, saltos o piruetas.
¿Qué hacer ante un accidente?
“Si tenemos un accidente en piscina lo primero es retirar al paciente de la piscina, retirar la ropa mojada e iniciar maniobras de reanimación. Se pueden aplicar insuflaciones, es decir, entregar oxígeno por la boca y realizar masaje cardíaco. Posteriormente avisar a los equipos de rescate y entregar la mayor información posible”, destaca Dr. Marino. Además, debes considerar:
- Evita comprimir el estómago.
- Encuentra el punto donde las costillas inferiores del tórax se unen al medio. El sitio de compresión debe ser el ancho de un dedo sobre eso. Para calcular se puede poner también la palma de la mano justo debajo de los pezones.
- Aplica presión en el pecho de tal manera que se comprima el tórax 4 centímetros en los menores de 2 años o 5 centímetros en los mayo- res de esa edad.
- Libera la presión y repite 30 veces.
- Luego levanta la mandíbula del menor y con tu boca tapa su nariz y boca y haz dos respiraciones efectivas procurando que se expanda el tórax del niño.
- Continúa con una frecuencia de 100 a 120 por minuto manteniendo las respiraciones cada 30 compresiones.
Si el accidente es a raíz de una acción riesgosa como un piquero o caída, lo importante es la inmovilización del paciente, es decir, moverlo lo menos posible para así fijar el cuello y evitar una lesión cervical o medular.
“El llamado es a cuidarse y mantener siempre a nuestros hijos bajo supervisión, mantener las piscinas con rejas, enseñarles a nadar desde chicos y delimitar el área donde circular. Quiero recordarles que el hecho de enseñarles a nadar no quita que deban estar bajo nuestra supervisión. Como médico del servicio de urgencias y como papá es terrible atender urgencias así, con consecuencias que pueden ser terribles” termina diciendo el Dr. Francisco Marino.