Según la OMS, cada año 15 millones de personas alrededor del mundo sufren un ACV. Un tercio de esta cuantiosa cifra lamentablemente pierde la vida, mientras que el resto se expone a quedar con secuelas permanentes, las cuales se pueden aminorar mediante efectivos tratamientos, entre ellos, la aplicación de bótox.
Un accidente cerebro vascular (ACV) es una emergencia médica que ocurre cuando se interrumpe el flujo de sangre a una parte del cerebro, lo que impide la llegada de oxígeno y nutrientes a los tejidos circundantes.
Así lo explica el Dr. Ramiro Fernández, Jefe de la Unidad de Neurología del Hospital Clínico de Magallanes, quien además añade que “un ACV puede ser de dos formas: que haya una arteria cerebral que se obstruya y deje de llegar sangre a un territorio cerebral, lo que sería un ACV isquémico y genera un infarto cerebral, o que una arteria cerebral se rompa produciendo una hemorragia, lo que sería un ACV hemorrágico”.
Los síntomas que se hacen presente cuando alguien está sufriendo un ACV son variados. Entre los más comunes se encuentra “la dificultad para decir palabras, la sensación de parálisis en alguna mitad de la cara o la pérdida de fuerza en un brazo”, según indicó el especialista.
Esta emergencia es altamente mortal. Tal como lo señala la OMS (Organización Mundial de la Salud), al año 5 millones de personas en el mundo pierden la vida producto de este tipo de episodios. En nuestro país, el Ministerio de Salud indicó que, durante el 2021, los ACV fueron la segunda causa de mortalidad entre los chilenos con 7.501 defunciones, lo que se traduce a una muerte cada 72 minutos.
No obstante, durante el mismo rango de tiempo se registraron 29.542 egresos hospitalarios por accidente cerebro vascular, pacientes que se vieron obligados a someterse a terapias de rehabilitación para poder sobrellevar las secuelas con las que pudieron haber quedado, siendo esta la etapa muy importante en el proceso de cualquier víctima de un ACV.
“Las secuelas pueden ser de distintos tipos, desde la parálisis de un lado del cuerpo, quedar con un pie caído, con músculos rígidos, problemas visuales, trastornos de la marcha entre muchas otras. Todas tienen en común que se tratan con terapias de rehabilitación. En esta etapa participan muchos profesionales, por ejemplo, kinesiólogo, terapeuta ocupacional, fonoaudiólogo, fisiatra, dependiendo de los déficits o problemas con que quedó el o la paciente. También en algunos casos es necesaria la compañía de un psicólogo, debido al daño emocional que puede traer lo mencionado”, sostuvo el Dr. Fernández.
Entre las terapias más innovadoras y eficaces se encuentra la desarrollada mediante la toxina botulínica tipo A, conocida comúnmente como bótox. En términos simples, esta toxina “es capaz de ejercer acción en el sistema nervioso bloqueando la liberación del neurotransmisor que finalmente es el que contrae el músculo”, subrayó el doctor.
En cuanto a la duración de las terapias en general, el especialista precisó que dependen de la gravedad del episodio de ACV. “Si lo sucedido tuvo un grado leve, moderado o severo, será lo que determinará en gran medida el tiempo de recuperación de la persona. Hay pacientes que pueden mejorar en algunas semanas, cuando es muy leve. Ya cuando son más moderadas, se ven mejoras a los seis meses, y cuando hablamos de algo grave, habrán resultados positivos recién en un par de años. Si a los dos años no hay avances estamos hablando de una secuela permanente. De todos modos, las rehabilitaciones tempranas y adecuadas, en la mayoría de los casos, terminan con un mejor en resultados finales”.
En este sentido, el Dr. Fernández hizo un llamado a las autoridades, pues indicó que no en todas las regiones existen centros de rehabilitación, lo que significa que muchos pacientes demoran en iniciar sus procesos por temas logísticos. “Lo ideal es comenzar las terapias el día 1 luego del ACV, como lo hacemos en Magallanes desde la hospitalización con equipo rehabilitación del hospital, para continuar en forma ambulatoria en el centro de rehabilitación que está al lado del hospital. En muchos lugares eso no es así, y la demora en el traslado de los pacientes puede afectar en su evolución”, cerró.