Tras la publicación de un reciente estudio, se constató que entre los años 2017 a 2021 hubo, en promedio, 566 decesos en personas mayores de 65 años quienes fallecieron a causa de las altas temperaturas, lo que corresponde a un 225% de aumento en relación con el promedio anual del periodo 2000 a 2004, donde se presentaron tan solo 174.
Enero continúa con altas temperaturas, condición de calor extremo que afecta a todos, pero que especialmente pone en riesgo la salud de las personas mayores en una condición de discapacidad. Quienes muchas veces no son autovalentes y donde son los familiares quienes deben proveer ciertos cuidados. Así lo reveló el reciente estudio publicado, “The Lancet Countdown on Health and Climate Change” en alianza con el Centro de Políticas Públicas UC (CPP), presentó un aumento considerable en las cifras de decesos de aquellas personas mayores que fallecieron a causa del calor.
El estudio presentó un aumento del 225%, es decir 566 muertes anuales en personas mayores de 65 años, esto en relación con las cifras obtenidas entre el periodo de 2000 a 2004, donde la situación era de tan solo 174 personas fallecidas al año por esta misma razón.
Frente a este escenario, la Dra. Carolina Taco, geriatra de Clínica Las Condes describe que el mayor riesgo que se puede presentar a raíz de las altas temperaturas es sufrir un golpe de calor donde la persona mayor puede incluso tener compromiso vital y neurológico, el que puede o no revertirse según la gravedad del daño.
A diferencia de una persona joven, alguien de mayor edad que ha estado sometido de manera prolongada a altas temperaturas o ha realizado una actividad extenuante en un día de mucho calor, no cuenta con la capacidad de adaptación para enfrentar un problema de este tipo. El organismo de un adulto mayor no es capaz de tolerar un cambio abrupto de temperatura. Como consecuencia, podrían producirse efectos que comprometan el sistema circulatorio, neurológico y renal, además de verse afectados los procesos de coagulación e incluso, los estados de conciencia.
Sin embargo, cuando la persona se encuentra en alguna situación de discapacidad que impide su autovalencia, las condiciones podrían empeorar si no tienen un cuidado adecuado.
Riesgos de las altas temperaturas
“Dentro de los eventos más graves están los golpes de calor, episodios que están dados por una rápida deshidratación que incluso puede comprometer la vida. Pero también puede haber cuadros médicos complejos como episodios de delirium por la misma causa, en estos casos se verá una persona mayor desorientada, confusa, con la presión baja y en ocasiones el pulso alto mayor a 100 latidos por minuto”, señala la Dra. Tanco.
A partir de los 65 años aumenta el riesgo de sufrir golpes de calor, además surgen casos en que las personas mayores describen mareos al intentar ponerse de pie, condición que si no se revierte rápidamente puede llegar a provocar un fallo multiorgánico con consecuencias fatales.
Para evitarlo, es fundamental permanecer atento a los primeros signos del golpe de calor en mayores, como:
- Dolor de cabeza
- Ausencia de sudoración
- Sequedad bucal
- Mareos
- Escalofríos
- Piel seca y roja
Cuidados en personas mayores que se encuentran postradas
“Para las personas mayores postradas en verano es muy importante mantener una buena hidratación, correcta higiene de la piel y ayudar a mantener una equilibrada temperatura corporal. Al tener algún grado de discapacidad no pueden disponer libremente de hidratarse en forma apropiada o en ocasiones no reconocer de forma más aguda el reflejo de la sed que ya está disminuido. Por eso que es importante hidratar con 2 litros de líquidos libres como mínimo al día, ya sea dado por boca o por algún dispositivo de alimentación con el que se cuente, como sondas o gastrostomías”, destaca la geriatra Carolina Tanco.
Además, agrega que en verano es importante mantener la piel limpia y seca. Preocuparse de asearla diariamente o según necesidad para limpiarla del sudor, hidratarla y además aplicar protector solar factor 50 incluso si se va a estar a la intemperie bajo sombra. Es importante no olvidar el cambio de posición frecuente que debe realizarse cada 2 horas.
¿Cómo mantenerlos hidratados?
“La hidratación es fundamental ya que las personas mayores pierden el reflejo de la sed, por otro lado, la cantidad de agua corporal es menor que en otras edades de la vida y además las personas postradas pueden incrementar las pérdidas a través del sudor o dispositivos médicos como sondas, llegando a requerir entre 500 a 1000 cc extra por sobre una persona mayor de similar peso y edad que no esté postrada. Por esto los aportes de líquidos deben ser medidos y deben superar los 2 litros”, agrega la especialista en geriatría de Clínica Las Condes.
- Alternativas al agua: Existen casos en los que se debe considerar alternativas al agua para mantener la hidratación. Por ejemplo, en personas mayores con disfagia (dificultad para tragar), se aconseja que, si esta condición no es severa, los líquidos sean espesados y darlos en pequeñas porciones idealmente con cuchara. No utilizar bombillas ni mamaderas.
- Alimentación: La opción ideal para el verano son las comidas ligeras y frescas, que además sean bajas en sal.
- Ropa de verano: Se recomienda sobre todo el uso de ropa de algodón y de color claro, que no sea ajustada. Es importante prestar atención a aquellas personas mayores que tengan problemas de movilidad o deterioro cognitivo, con el objetivo de adaptar la vestimenta a sus requerimientos.
- Medidas en el domicilio: Es muy importante mantener la vivienda fresca y ventilada.