Hasta un 30% de los fracasos escolares se relacionan a problemas visuales no diagnosticados

Según datos de la Academia Americana de Oftalmología, uno de cada cuatro niños padece de algún problema visual como miopía, astigmatismo o hipermetropía.

El bajo rendimiento escolar es un problema frecuente durante la etapa escolar que muchas veces pasa desapercibido por los apoderados y/o profesores, esto puede derivar a la frustración, aislamiento, e incluso baja autoestima del estudiante. De hecho, un estudio del Consejo General de Colegios de Ópticos – Optometristas de España (CGCOO),  afirma que hasta un 30% de los fracasos escolares se relaciona directamente a problemas visuales no diagnosticados.

Según expertos, entre los 0 a 6 años de edad aún es posible corregir varios de los problemas más comunes asociados a la visión como estrabismos y ambliopías. Es por esto que la detección temprana de ametropías u otras  anomalías de la visión es crucial para prevenir dificultades que afecten el proceso de aprendizaje. Si bien se puede examinar la visión desde edad muy temprana, incluso a recién nacidos, existe acuerdo entre los especialistas en torno a que la edad recomendada para hacer el primer chequeo oftalmológico es cerca de los 4 años, ya que a esa edad el paciente colabora más. No obstante lo anterior, si desde la casa o el jardín infantil se detecta alguna anomalía o dificultad visual antes de cumplir los 4 años se debe acudir a un chequeo por parte del médico oftalmólogo.

Cerca del 80% de lo que el niño percibe, comprende y recuerda depende de la eficacia del sistema visual, el sentido de la visión es fundamental en el aprendizaje. Hay consenso entre pedagogos en que si existe un problema de interpretación en edades prematuras, se pueden producir trastornos o retrasos en la etapa escolar que afectan el aprendizaje a largo plazo.

Si bien la detección temprana es fundamental, la corrección adecuada con parches, anteojos o incluso cirugías permite solucionar, corregir o ralentizar problemas visuales que afectan la etapa escolar. Según Matías Schomburgk, experto en salud visual y manager de ZEISS VISION CENTER en Chile, hoy la necesidad de corrección visual con anteojos en niños es más frecuente de lo que comúnmente se cree, “un niño puede decir que ve perfectamente, pero los padres y educadores debemos estar atentos a síntomas, como molestias cuando lee un libro por más de 10 minutos, que le lloren o piquen sus ojos, que confunda palabras o que no comprenda lo que lee. Todo esto puede indicar la existencia de una anomalía visual no diagnosticada que debe ser revisada por un médico oftalmólogo.  Además,  hoy la tecnología nos acompaña; existen lentes con propiedades anti-rayas en sustratos inastillables para acompañarlos con seguridad en sus juegos y actividades, hasta marcos en materiales flexibles y anatómicos especiales para ellos.”

ZEISS VISION CENTER, empresa internacional experta en salud visual, entrega recomendaciones para observar y detectar problemas visuales en los niños, y acudir a un médico oftalmólogo si se presentan uno o más de los siguientes síntomas:

  • Tiende a ladear la cabeza hacia el hombro para fijar la vista
  • Frota sus ojos con frecuencia
  • Cierra los ojos o parpadea excesivamente
  • Tiene dolores de cabeza o mareos
  • Acerca las cosas demasiado para verlas o entenderlas mejor

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