Así como Shakespeare tenía la gran duda existencial de “ser o no ser”… algo parecido ocurre hoy con el chileno despolitizado que “no está ni ahí” con la nueva Constitución, pero que sabe que tendrá que acudir igualmente a las urnas el domingo 7 de mayo próximo para elegir el cuerpo de consejeros constituyentes.
En el plebiscito de Salida, Chile entero tenía clarito que las dos opciones eran “Apruebo” o “Rechazo”… y, sobre todo, que la primera opción representaba claramente el pensamiento e interés del Gobierno de Boric que, además, se la jugó abierta y descaradamente por el triunfo de esta alternativa. De ahí que fue fácil para el 62 por ciento de los chilenos decir “Rechazo” a las dos líneas de justicia paralela, a la división territorial en extremo, y a otra serie de barbarismos refundacionales que se pretendía imponer a través de aquella defenestrada propuesta de Carta Magna.
Cuando faltan prácticamente dos semanas para la elección de los nuevos consejeros constituyentes, la incertidumbre en la opinión pública es gigante, mayúscula, a la par del desinterés por concurrir a votar dentro de dos semanas más.
La ciudadanía ya entendió que el tema de la nueva constitución es algo que interesa mayormente y en exclusiva a la clase política, sobre todo tras observar la verdadera “cocina” que hubo entre todos los sectores para llegar al acuerdo de proceder a esta segunda elección, tras el multitudinario rechazo de los chilenos a la ridícula propuesta refundacional ofrecida el 4 de septiembre.
En esta ocasión, la gente no “pesca” ni siquiera la franja política de difusión que aparece en la televisión, al punto que muchos ni siquiera saben que se está dando cada noche por los distintos canales de señal abierta.
Algo parecido ocurre con los candidatos, tampoco existe certeza sobre quiénes son y, como dijo alguien en las redes sociales con un grado de humor, “ni Santa Isabel los conoce”, de ahí el poco interés en esta contienda. Lo mismo ocurre con la “identidad política” de los candidatos, porque en sus afiches promocionales ninguno dice “yo soy del Partido Comunista”… “de la UDI”, “del Frente Amplio” o Socialista”, por lo cual el votante debiera exigir que “se sinceren” y digan abiertamente a qué bando pertenecen, porque después de las elecciones vienen las vanaglorias, diciendo que el pueblo los votó, cuando en realidad no sabían ni a qué bando pertenecían…
A esta realidad se suma la confusión del chileno medio que se pregunta: “¿De qué lado está el gobierno de Boric?…. ¿por el apruebo o rechazo?. ¿Por qué no se ha hecho parte esta vez?… ¿Cuáles son los candidatos que representan al gobierno y cuáles a la oposición? Las legítimas dudas surgen porque tanto el Frente Amplio como el Partido Comunista aparentemente no están nada de contentos con el procedimiento ni los contenidos “con bordes” que se están elaborando por parte de la «Comisión de Expertos».
En fin, parece que dependerá de cada ciudadano cerciorarse de cuáles y quienes son los candidatos que, en tiempo de elección, son blancas e inofensivas ovejas, pero que una vez elegidos se convierten en verdaderos lobos feroces, como ha quedado demostrado tras toda elección popular, tras el regreso a la seudo democracia.
Por Sergio Zarricueta Astorga
Equipo prensa Tierramarillano