Por Ulises Carabantes Ahumada
Ingeniero Civil. Escritor.
Un 16 de mayo como hoy pero de 1879 se comenzaron a sincronizar los hechos históricos que darían a Chile una gloria y una victoria. En el marco de la guerra que recién se había iniciado con nuestros vecinos del norte, Perú y Bolivia, la fuerza naval chilena bajo el mando del contralmirante don Juan Williams Rebolledo había iniciado el bloqueo del entonces puerto peruano de Iquique. El viernes 16 de mayo de 1879 Williams inició una operación que buscaba forzar la definición inmediata de la guerra en el mar, zarpando desde Iquique con el grueso de la escuadra chilena, para ir a enfrentar al poderío naval peruano en su puerto base, El Callao. Quiso el destino que tal hecho no se produjera, los dos más poderosos buques peruanos de la época, el monitor Huáscar y la fragata blindada Independencia, zarparon desde El Callao con rumbo sur, buscando el encuentro con los navíos chilenos. Ambas flotas se cruzaron sin verse, lo que permitió que los blindados peruanos arribaran a la rada de Iquique la madrugada del 21 de mayo de 1879 para encontrar dos débiles oponentes, la corbeta Esmeralda bajo el mando del comandante Arturo Prat Chacón y la goleta cañonera Covadonga bajo el mando del capitán Carlos Condell de la Haza. La historia es conocida, Prat perdió la vida en el desigual combate y alcanzó la gloria junto a su inmortal tripulación. Carlos Condell, en forma sagaz llevó el combate frente a la poderosa Independencia al escenario que más le convenía, los bajos fondos, alcanzando con esto una resonante victoria para las armas chilenas y de paso, destruyendo la mitad del poderío naval peruano.
Hoy, tal como a aquellos chilenos del siglo XIX les correspondió enfrentar desafíos en el marco de un conflicto armado, dentro del mes del mar, es necesario reflexionar y tomar conciencia del carácter marítimo que tiene Chile, un país cuya costa se proyecta hacia el océano más grande del planeta, en cuya cuenca están las más potentes economías. Chile es país tricontinental, teniendo territorios en el continente americano, el continente antártico y Oceanía, con nuestra posesión en la Polinesia, Isla de Pascua. En virtud de tales características marítimas y tricontinental, Chile ha dado pasos relevantes en el presente buscando fortalecerse como tal, siguiendo el mensaje imperecedero de tantos próceres del pasado, como el mismo O’Higgins y las acciones de Prat y Condell que mostraron una férrea voluntad a imitar por las nuevas generaciones de chilenos. En diciembre pasado, en los Astilleros y Maestranza de la Armada, ASMAR, en Talcahuano, fue botado el orgullo de la ingeniería naval chilena, el nuevo buque antártico Almirante Viel, el cual asegurará presencia permanente de nuestra república en el continente helado. Inmediatamente botado el Almirante Viel a las aguas del Océano Pacífico, se inició en ASMAR Talcahuano la ejecución del proyecto Escotillón IV, el cual contempla la construcción de cuatro buques multipropósito que aumentarán la proyección marítima de nuestro Chile. Cada chileno, consciente y orgulloso de pertenecer a una sola nación debe hacer su aporte para que la cualidad ya dicha, Chile país marítimo, sea concreta cada día, en el ámbito de la ingeniería, de la ciencia oceánica, de la pesca, del deporte, de las letras y todo aquel quehacer humano que nos ponga de cara al océano más grande del planeta.
