Mons. Morales: La patria nos permite sentirnos hermanos y hermanas para un futuro común

Obispo preside misa por las Glorias Navales en Caldera

Con una misa presidida por Mons. Ricardo Morales en la parroquia San Vicente de Paul de Caldera, se celebraron las Glorias Navales, este jueves 18 de mayo. Estuvieron presentes la Alcaldesa de Caldera, Brunilda González, el Comandante de la Guarnición Naval y Gobernador Marítimo de Caldera, Capitán de Fragata Litoral, Don Cristian Ortega Valdivia, representantes de las Fuerzas Armadas, autoridades, jefes de servicios públicos y feligreses, quienes, al inicio, entonaron el Himno Nacional.

En esta tradicional misa, la lectura y el salmo estuvieron a cargo de personal de la Armada, y el evangelio fue leído por el p. Mario Vignola, Asistente de la guarnición Naval de Caldera.

En la homilía, el obispo recalcó que celebrar las Glorias Navales es celebrar a las personas que componen una institución como la Armada. “La gesta de Prat – dijo el obispo- es la muestra más patente de lo que significa la vocación de entrega, de darse por los otros, y esa gesta dejó huellas tan profundas que nos convocan aún hoy, enorgullece a la Armada y marcó a la institución”.

También se refirió al concepto de “patria”, “tan manoseado”, y señaló que “la patria nos permite sentirnos hermanos y hermanas, para un futuro común, y hoy más que nunca tenemos que experimentar ese futuro común; nadie puede sentirse en la vereda del frente, o el absoluto dueño de la verdad, eso nos termina enfrentando”. Don Ricardo agregó que “la patria nos pertenece a todos, con sus luces y sus sombras”, comparándola con la familia. “Cuando Prat entregaba su vida, seguramente estaba pensando en su familia, en su mujer; sus cartas dan cuenta de esa unión”. Llamó a vivir la vocación de servicio “con la mirada en el país que queremos construir; nuestros actos diarios tienen esa vocación de eternidad”.

La oración universal fue una invitación a orar por los hombres y mujeres de mar, “pescadores, buzos, capitanes y tripulantes, mitilicultores, algueros y portuarios, y todos quienes viven del mar”. En el ofertorio, se llevó al altar el pan y el vino, además de un cirio, signo de la luz de Cristo, y una gorra para marinería y un pito con rabiza, signo del trabajo diario del marino.

La misa concluyó con la oración del marino chileno y luego la entonación del Himno de la Armada. Finalmente, el p. Mario entregó unas palabras, destacando la espiritualidad de Prat como ejemplo para las y los funcionarios de la Armada.

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