Verónica Prieto Cordero
Directora de Licenciatura en Educación, U. Central
Recientemente conocimos la noticia que, en el estado de Mato Grosso, Brasil, se quiere combatir el bullying y la evasión escolar, financiando operaciones estéticas a niños, niñas y adolescentes que sufren acoso por su apariencia física. Según una encuesta del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) divulgada en 2022, un 40% de los estudiantes admite haber sufrido bullying y el 24% de ellos, cree que después de este episodio «no vale la pena vivir”. En Chile, según la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, entre 2020 y 2022, se registraron 5.934 casos graves de acoso escolar; además, las estadísticas respaldan la idea de que la violencia escolar es un problema en aumento.
Considerando estas cifras, ¿una intervención quirúrgica soluciona el problema de acoso escolar y bullying? El aspecto físico y el culto al cuerpo es una prioridad para algunos adolescentes. Desde la infancia, conviven con la presión social y el culto por la belleza, los medios comunicacionales, las redes sociales promueven estereotipos, permeando cuerpos e identidades, donde el físico puede llegar a convertirse en fuente de problemas emocionales y sociales.
¿Son las víctimas las que tienen que cambiar para evitar ser acosadas, o es la sociedad en su conjunto quienes tenemos la obligación de educar desde la primera infancia en la empatía, tolerancia y respeto para prevenir situaciones como las presentadas?
Todos y todas somos diferentes, y en ningún caso esas diferencias deberían ser aprovechadas por otros para ocasionar daño. Desde muy pequeños es necesario aprender a vivir en la convivencia, trabajar el autoconcepto de sí mismos, visibilizar nuestras virtudes y puntos débiles, para superar las posibles inseguridades y miedos que puedan obstaculizar el desarrollo pleno de un ser humano.
Como personas adultas, debemos iniciar el cambio. Somos el modelo de referencia para las siguientes generaciones.