¡Mamá me duelen los huesos! ¿Cómo identificar el dolor por crecimiento?

Mucho se ha escuchado de aquel dolor de huesos que sufren niños y niñas durante su infancia. Si bien la mayoría de las veces se trata de “dolores de crecimiento”, existen casos en que la causa es otra y es necesario identificarla.

Los “dolores de crecimiento” generalmente producen una sensación de molestia o palpitación en las extremidades. Este dolor surge en la parte delantera de los muslos, las pantorrillas o detrás de las rodillas. Sensación que para algunos niños es más aguda. Sin embargo, poco se habla de cuándo estos síntomas son normales o en qué ocasiones es necesario consultar con un especialista.

Debemos entender que estos dolores no son por crecimiento, sino asociados al crecimiento. “Se cree que los dolores óseos recurrentes benignos, llamados comúnmente “dolores de crecimiento”, se producen por la anatomía de los huesos en crecimiento. En los huesos de niños hay una capa gruesa que los cubre, la que en adultos es casi inexistente. Por lo que, en adultos, el músculo se inserta directamente en el hueso, mientras que en niños lo hace en esta capa. Y cuando los niños comienzan a desarrollar más actividades, el músculo tracciona y así se ocasiona el dolor”, destaca la Dra. Catalina Larraín, traumatóloga pediátrica de Clínica Las Condes.

¿Cómo se presentan los dolores?

Los dolores de huesos asociados al crecimiento suelen aparecer en preescolares y escolares. Habitualmente este tipo de dolores se presentan en niños sanos y activos, que durante el día juegan, corren y saltan sin problemas, sin embargo, por la tarde o la noche surgen estos dolores que generalmente se manifiestan en ambas extremidades inferiores y presentan las siguientes características:

  • El dolor se produce principalmente durante la tarde y en la noche. En la mañana el niño amanece sin dolor.
  • En general, son dolores intermitentes y que la mayoría de las veces no preocupa tanto a los padres por ser episodios aislados.
  • No son dolores específicos, en general se refieren a un dolor de toda la pierna.

¿Cuáles son los signos de alerta?

  • Cuando el dolor se presenta en la mañana o durante el día.
  • Cuando el dolor es sólo en una pierna o en un área de la pierna.
  • Si el niño deja de realizar sus actividades por dolor.
  • Si el dolor es constante.
  • Si el dolor es progresivo.
  • Si los padres notan bultos o deformidades en la extremidad.
  • Si se asocia a fiebre o decaimiento.

“Que el niño deje de jugar por dolor, no es normal. Habitualmente estos episodios van disminuyendo a medida que van creciendo, si son muy frecuentes (más de 2 a 3 veces por semana) o tienen signos de alerta, es necesario evaluarlo para buscar otras causas”, agrega la Dra. Larraín.

Tratamiento

“En general, no es un tratamiento específico. Muchas veces los papás observan que luego de realizar mucha actividad física, presentan cuadros de dolor. Es clave cuando los adultos aprenden a identificar estos días para así brindar un tratamiento o ayuda desde la casa que les permita dormir mejor”, destaca la traumatóloga pediátrica de Clínica Las Condes, quien destaca 3 formas de aliviar el dolor desde el hogar:

  • Dar un baño caliente antes de dormir.
  • Masajear sus extremidades inferiores
  • Dosis baja de antiinflamatorio podría aliviar en casos de dolor muy intenso.

En estos aquellos casos en los que el dolor persista, se sugiere consulta al traumatólogo infantil, con el fin de descartar otras condiciones que puedan causar estas molestias. “En general en los niños más pequeños es muy común que caminen con los pies hacia adentro, lo que puede ser dado por temas de la cadera, de la tibia o el pie donde la sobrecarga muscular es mayor a la que un niño debiese soportar en dichas áreas. Por eso éstas se asocian a dolores de crecimiento, sin embargo, no lo son” señala la Dra. Catalina Larraín.

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