Por Luis P. Morales Vergara. Ingeniero, Magister en Ciencias Tecnología e Innovación
En junio 2023, el Servio de Cambio Climático (Climate Change Service) reportó el aumento de la temperatura de la superficie del mar en 2° celsius promedio en el 70% de la extensión de los océanos. Solo se exceptúa limitadas franjas costeras en América (entre ellos Chile) Asía y Europa. Como efecto, este cambio acelera la acidificación de los océanos y propende a la ocurrencia de fenómenos meteorológicos como aluviones, sequias e inundaciones. Es ahí la importancia de la evolución económica y energética que debe ocurrir, ya que el principal factor antrópico de cambio tiene que ver con la utilización de combustibles fósiles en la vida de las personas (bienestar, calefacción, transporte, conexión) y en las industrias en todos sus sectores.
Desde el año 2018 a la fecha nuestro país está trabajando en liderar la búsqueda de soluciones entendiendo que el litio, hidrógeno verde y el almacenamiento de energía puede convertirse en tres pilares para la economía chilena. Pero el alto potencial de generación de energías limpias que tiene el norte de Chile debe aún superar la barrera del adecuado entendimiento con los actores del territorio que albergarán estos proyectos haciendo necesario fortalecer la institucionalidad en materia ambiental a nivel de regiones y un marco regulador moderno que permita acelerar la tramitación asegurando la sustentabilidad en el uso de las potencialidades naturales. Las proyecciones son auspiciosas, según la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, el H2 verde podría alcanzar 330.000 millones de dólares en inversiones y 30.000 millones en exportaciones al año 2050. Por su parte el litio, aportó al fisco US$5.000 millones solo el año 2022 con una cifra que correspondería a 1,6% del PIB.
La hasta hoy hipotética generación del H2 verde y sus derivados tiene que ir paralelo con el despliegue de energías renovables no convencionales (ERNC), como la solar y la eólica. El problema es que la congestión en las líneas de transmisión podría limitar el despliegue de las ERNC y poner en peligro el crecimiento de los pilares económicos futuros del país. Aquí es donde las baterías y otros sistemas de almacenamiento (Bess) de energía juegan un papel fundamental, ya que deberán aliviar la congestión de las líneas de transmisión y facilitar el aprovechamiento de las ERNC. En estos desafíos, las regiones del norte de Chile tendrán la nueva oportunidad histórica de alcanzar el desarrollo sustentable.