Foco en la educación parvularia

Viviana Rivera Barrientos
Fonoaudióloga y académica Facultad de Educación, U. Central

Aprender a leer y escribir es más que decodificar letras, más que asociar grafemas con fonemas, es adquirir una cosmovisión que cambiará nuestras vidas definitivamente. Sin embargo, hacemos poco para que niñas y niños ingresen a primero básico y puedan adquirir estas habilidades adecuadamente.

Según el último estudio presentado por Unesco, muestra que sólo el 40 % de los estudiantes que pasa a segundo básico sabe leer y escribir, lo que es gravísimo. ¿Qué se ha hecho en los niveles de prebásica para prevenir este retraso?, ¿las prácticas pedagógicas en parvularia van bien encaminadas?, ¿los objetivos y actividades que se realizan en los niveles de prekínder y kínder apuntan a desarrollar habilidades para que niños y niñas adquieran la lectoescritura de una manera espontánea y fluida? Según los datos, al parecer no.

Por segundo año consecutivo en el liceo Antonio Hermida Fabre de Peñalolén, hemos aplicado un instrumento para evaluar el estado de las habilidades de la conciencia fonológica en casi 300 estudiantes de prekínder a segundo básico, habilidades que están relacionadas directamente con el aprendizaje de la lecto-escritura.

En prekínder se evaluaron a 64 estudiantes, de los cuales el 45% tienen rendimiento en riesgo o deficiente en las habilidades correspondientes a su edad cronológica. En kínder se evaluaron a 63 estudiantes, de los cuales el 80% no tiene adquiridas las habilidades esperables para su edad. Por lo tanto, el próximo año no tendrán las habilidades necesarias para aprender la lectura y escritura. Y el círculo se repetirá.

Lo que hemos comprobado es que niños y niñas llegan a la educación parvularia con algunas habilidades adquiridas, pero éstas, no se desarrollan ni potencian en la escuela. Entonces, debiésemos reflexionar sobre la importancia y el significado del aprendizaje de estas habilidades.

Su déficit o ausencia no puede ser únicamente atribuida a la pandemia; lo que hizo fue evidenciar un problema que se viene presentando desde hace mucho tiempo.

La educación parvularia es la base del desarrollo futuro y su objetivo debe ser favorecer aprendizajes relevantes y significativos, lo que implica potenciar el explorar, descubrir, elegir, pensar, buscar, etc. Por tanto, se deben eliminar métodos anticuados y academicistas en un nivel donde deben aprender lúdicamente a través del juego.

El llamado a las autoridades y la academia es muy simple: debemos comenzar desde el principio, es en la educación inicial donde debe iniciarse el combate a las graves deficiencias que tenemos y debemos hacerlo desde las comunidades educativas y no por fuera de ellas.

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