Paula Molina
Química farmacéutica de Farmacias Ahumada.
Quienes ya pasamos la barrera de los 50 años tenemos a fuego el título de la canción de la banda chilena Sexual Democracia donde se hacía alusión a los efectos de no adoptar medidas preventivas para la salud de nuestro órgano. Sin embargo, es muy probable que los más jóvenes ni siquiera la hayan escuchado y es por ello que es necesario hablarles directamente a ellos.
La hepatitis es una inflamación aguda o crónica al hígado, generada por múltiples causas como virus, alcohol, medicamentos u otras sustancias tóxicas, además de enfermedades autoinmunes y hereditarias, aunque en Chile las más comunes son las virales entre las que se encuentra la hepatitis A, B y C (pero también existen las E y D). Sin embargo, y a pesar de lo que puede pensarse, no todas ellas son sintomáticas y, en muchos casos, pueden aparecer como un hallazgo en un examen de sangre.
Los virus de hepatitis A y E, se producen por la ingesta de alimentos o agua contaminadas por heces que contienen el virus y suelen causar hepatitis agudas (con una duración de menos de seis meses y clara sintomatología), pero tienen un buen pronóstico si son tratadas a tiempo. No obstante, las hepatitis B, C y D -que son producidas por transmisión sexual, contacto con sangre o fluidos contaminados- pueden estar por años sin presentar síntomas, volviéndose crónicas lo que conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis o carcinoma hepatocelular (cáncer al hígado).
Y aunque en nuestro sistema se dispone de las herramientas necesarias para diagnosticarlas y tratarlas, es imprescindible una mayor orientación a la comunidad sobre sus orígenes y las medidas preventivas. En el caso de la hepatitis A y B, la principal medida preventiva es la vacunación. En Chile ambas están incluidas en el Plan Nacional de Inmunización, aunque la segunda sólo desde 2005 con un esquema de cuatro inoculaciones, por lo que los mayores de 16 años no cuentan con esta protección.
En Chile, la hepatitis B es el origen más frecuente de trasplantes al hígado, mientras que las muertes por causas hepáticas representan el 5% del total anual, estando la cirrosis por virus hepatitis C y B dentro de las principales causas. A nivel mundial, y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen más de un millón de defunciones al año por cirrosis y cáncer al hígado.
De acuerdo a esto, es importante conocer estas afecciones e informar sobre las medidas de prevención, tales como la vacunación para hepatitis A y B. Este mes, donde se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis, es fundamental crear conciencia sobre lo peligrosas que pueden ser y lo importante que es detectarlas y tratarlas, permitiendo salvar millones de vidas en los años venideros.