Por Macarena Vallejo, Directora de Marketing y Sostenibilidad para Sudamérica de Metso
La minería enfrenta en el siglo XXI una serie de desafíos que le exigen tener un rol trascendental dentro de la economía global y de los países donde se lleva a cabo, estando llamada a aportar al desarrollo social y al cuidado del planeta. Es por ello que la industria minera como un todo – grupos mineros, proveedores, la academia, así como otros stakeholders- está asumiendo un rol de relevancia en el desarrollo sostenible de los países, no solo desde la perspectiva ambiental, sino también social y económica.
Si bien los hidrocarburos fueron en el siglo pasado los motores de la economía mundial, el Calentamiento Global ha demandado una mayor adopción de energías más limpias, como la solar, la eólica, la geotérmica y la mareomotriz, por nombrar las más conocidas. La minería, que en el caso chileno representa un tercio del consumo energético nacional, ha adoptado de manera decidida el uso de Energías Renovables en beneficio del medio ambiente. De hecho, el estudio “Proyección del consumo de energía eléctrica en la minería del cobre 2021-2032” elaborado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), indica que en 2021 ya el 44% del consumo eléctrico de la minería del cobre provino de energías renovables, porcentaje que se elevaría a 62% a 2025.
Así como Chile es privilegiado en la disponibilidad de energías verdes, también lo es en reservas de minerales esenciales para la elaboración de tecnologías medioambientalmente sustentables. En el caso del cobre, uno de los metales más reciclables del mundo, su uso en sistemas de generación eléctrica renovable es entre 4 y 12 veces mayor que en un sistema convencional basado en combustibles fósiles, mientras que los vehículos eléctricos usan 3 a 4 veces más el metal rojo en su fabricación que los que utilizan motores de combustión interna, como lo ha manifestado la International Copper Association (ICA).
El litio, el otro mineral del cual Chile también posee una de las más altas reservas a nivel mundial, es usado en el almacenamiento de energía eléctrica (fortaleciendo el desarrollo de energías renovables cuya generación eléctrica es más variable), en la construcción de vehículos eléctricos e híbridos, así como en la fabricación de equipos electrónicos. En lo que respecta al transporte, no solo se reduce o elimina la emisión de gases contaminantes, sino que también aminora la emisión de ruidos a altos decibeles.
Los grupos mineros y los proveedores tienen hoy claro en que el desarrollo de nuevas tecnologías para la minería puede aportar de manera muy importante en una producción más sustentable de los minerales. La Innovación y Desarrollo aplicada a objetivos de sostenibilidad serán claves para alcanzar la meta cada vez más firme de reducir año a año su huella de Carbono, donde destacará la mayor digitalización y automatización de procesos.
La minería y su aporte a la sociedad
Tan importante como el cuidado al medio ambiente, es la sostenibilidad social y económica en la industria a nivel mundial. Esto es especialmente importante en un país como Chile, donde la minería representa en torno al 15% del PIB y un poco más de la mitad de las exportaciones. Esta posición le permite al sector generar de manera directa e indirecta el 10% del empleo total a nivel nacional, como lo ha estimado el Consejo Minero.
A pesar de estas positivas cifras, aún hay brechas importantes que deben ser abordadas en lo que respecta a la minería chilena y el capital humano. La más relevante es la inequidad de género, ya que, si bien ha aumentado la presencia de mujeres en la industria, a 2022 la participación femenina en la minería chilena se situó solo en 15,2%, como señalaMonitoreo de Indicadores de Género de participación laboral de mujeres en la industria minero, elaborado por la alianza CCM-Eleva.
Es aquí donde el establecimiento de políticas de equidad y de conciliación de la vida personal con la familiar tienen un rol fundamental a futuro. Si bien muchos actores han promovido la mayor contratación de mujeres en mineras y empresas proveedoras, es necesario apuntar más allá, generando condiciones para que las profesionales y técnicas puedan desarrollar una carrera de largo plazo, sobre todo en posiciones de liderazgo y en funciones de mantenimiento y operación en faenas.
Muchas compañías del sector minero ya están tomando pasos para la reducción de esa brecha, adoptando formalmente una política que fortalece la compatibilidad del trabajo con la vida personal. Uno de los grandes retos en este punto, es establecer las condiciones para que las mujeres podamos desempeñarnos en trabajos en terreno, estableciendo, por ejemplo, sistemas de turnos más flexibles.
Este último punto es quizás uno de los ejemplos más claros de que el gran desafío de la minería chilena en lo que respecta al capital humano, es sumar más trabajadores que aporten al futuro de la industria. El “Estudio Laboral de la Gran Minería Chilena 2021-2030”, también elaborado por la alianza CCM–Eleva, proyecta que en ese periodo las empresas del sector deberán atraer más de 25 mil talentos, principalmente por la mayor demanda de mantenedores mecánicos, mantenedores eléctricos y operadores de equipos móviles y fijos.
Para reducir este déficit en capital humano, como país debemos adoptar una serie de políticas que fomenten el mayor ingreso de las nuevas generaciones a la minería, como son el aumentar la oferta de formación técnica profesional, principalmente en liceos técnicos profesionales; potenciar las prácticas profesionales y programas de aprendices en la industria; y captar aún más el interés de las mujeres por estudiar carreras relacionadas con el rubro minero.
Por todo esto es necesario que dentro de las organizaciones, se genere un cambio cultural en favor de la inclusión en todos los niveles, legitimando además a la minería frente a la sociedad como una actividad responsable ambiental y socialmente, comprometida con el desarrollo de tecnologías ambientalmente innovadoras y con el fortalecimiento del capital humano, aportando así no solo al crecimiento de la economía, sino también a una mejor calidad de vida, tanto para los que trabajan en la minería, como para todas las personas.