Paula Molina C.
Químico farmacéutico de Farmacias Ahumada
De acuerdo con la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias, entre el 7% y el 10% de la población tiene asma, aunque ese porcentaje podría ser mayor ya que es posible que exista un sub diagnóstico de la enfermedad. Esto significa que estos pacientes necesitan, al menos, un inhalador para controlar su enfermedad y superar las posibles crisis o exacerbaciones, sobre todo durante la primavera y el verano.
Desafortunadamente, y según lo indica la Iniciativa Global para el Asma, cerca del 50% de los adultos y niños tienen una adherencia deficiente a los tratamientos, lo que contribuye a un control incorrecto de los síntomas y la aparición de exacerbaciones. Este problema podría tratarse como algo involuntario – el olvido del horario y las dosis- o la sensación de mejoría que genere el abandono del tratamiento, pero hay un factor clave que puede no estar considerándose: la complejidad en el correcto uso de los inhaladores. Y es aquí donde se hace evidente la importancia de los farmacéuticos en uno de sus roles esenciales, el trato directo y la educación a los pacientes sobre su enfermedad y el uso adecuado de los diferentes inhaladores para incrementar la eficacia de estos medicamentos.
En este sentido, dentro de nuestro rol es clave la orientación que podemos ofrecer respecto de la correcta técnica de inhalación de estos medicamentos, desde el adecuado funcionamiento de su mecanismo -que incluye el tiempo de espera para que los componentes hagan efecto y no insistan en su aplicación (que multiplicaría los posibles efectos secundarios que todo fármaco puede generar)- hasta la utilización de otros dispositivos necesarios para obtener un resultado óptimo, como los espaciadores o las aerocámaras de inhalación.
La primavera y el verano pueden convertirse en un verdadero calvario para aquellos que sufren de asma ya que, junto con los efectos de los alérgenos como el polen y el polvo, el calor y la humedad también afectan las vías respiratorias pudiendo generar crisis en estos pacientes.
Uno de los principales retos de nuestro sistema de salud es mejorar la adherencia al tratamiento de estos pacientes, por lo que el acompañamiento de los químicos farmacéuticos en las farmacias es clave para detectar si la técnica de uso del inhalador es o no la correcta, por ejemplo, o si el paciente conoce cómo efectivamente funciona el medicamento recetado por su médico. De esta forma, contribuiremos en el éxito terapéutico del tratamiento y en el bienestar general de cada uno de ellos.