Marcela Riveros
Académica Facultad de Medicina, U.Central
Los recientes acontecimientos de gran repercusión ocurridos en Chile, han recordado a la comunidad los efectos devastadores que pueden causar los incendios descontrolados. Con el cambio climático, es probable que aumente el riesgo de incendios forestales y que se produzca un aumento de entre un 30% y un 50% para 2080, según la Evaluación de Riesgos del Cambio Climático del Reino Unido (CCRA-2017).
Los efectos sobre la salud de las olas de calor y la exposición al calor están bien documentados, pero los efectos de los incendios forestales sobre la salud son menos conocidos. Comprender los impactos de los incendios forestales en la salud y garantizar que nuestros servicios de atención de primera línea estén equipados para enfrentarlos puede ayudar a reducir las consecuencias de un incendio forestal.
La mayoría de las muertes por incendios no se deben a quemaduras, sino a la inhalación de gases tóxicos producidos durante la combustión. El fuego produce un ambiente tóxico complejo que involucra llamas, calor, agotamiento de oxígeno, humo y gases tóxicos, que pueden llegar a afectar gravemente la salud. Por lo tanto, la gravedad de los efectos en la salud por la inhalación de estos gases, depende, entre otros factores, de las características químicas y físicas de los compuestos que han sido quemados.
Los hallazgos toxicológicos en muertes causadas por incendios indican que es probable que el monóxido de carbono siga siendo el principal elemento que daña la salud de las personas llegando a producir incluso la muerte. Por lo tanto, el humo está constituido por una mezcla compleja de partículas en suspensión, vapores y gases, producto de la quema de vegetación y otros materiales orgánicos que pueden llegar a afectar gravemente la salud. En este contexto, los más afectados son las personas mayores, niños, personas con enfermedades respiratorias previas como asma, enfisema, EPOC, fumadores, entre otros, como también inmunodeprimidos, embarazadas y enfermos cardíacos.
Las principales manifestaciones que pueden aparecer por respirar este humo tóxico incluyen tos, ardor en los ojos, goteo nasal, irritación paranasal, ataques de asma, dolor de cabeza, dificultad para respirar o taquicardia.
Por lo tanto, es recomendable tomar las siguientes medidas, frente a posibles emergencias vinculadas a incendios. Limitar al máximo posible la exposición al humo; Evitar, si es posible, realizar actividades al aire libre como deportes entre otros; Intentar quedarse adentro de las viviendas; Mantener las puertas y las ventanas cerradas, con la finalidad de no aumentar la contaminación del aire de adentro: Si las concentraciones de humo son altas, no encienda nada que queme como, por ejemplo, velas; Evitar usar ventiladores porque esto mueve las partículas que probablemente ya estén en su casa; No fumar; Si tiene asma u otra enfermedad pulmonar o cardiovascular, seguir el plan para manejar sus problemas respiratorios y en lo posible utilizar mascarilla.