- Viviana Rivera Barrientos
Académica de la Facultad de Educación, U.Central
La educación en Chile enfrenta desafíos multidimensionales. Sabemos que para aprender a leer, varios son los factores involucrados: el vocabulario, las experiencias previas, la conciencia fonológica, entre muchos otros. Sin embargo, las funciones ejecutivas, son un área a menudo relegadas a segundo plano, pero que son fundamentales para el desarrollo integral de la infancia y su éxito académico.
Las funciones ejecutivas son habilidades cognitivas de alto nivel que incluyen la anticipación, la memoria de trabajo, el control inhibitorio, la flexibilidad cognitiva, la atención sostenida y la planificación; esenciales desde el primer año de vida. Permiten a niños y niñas adaptarse a cambios, tomar decisiones y regular su comportamiento; son habilidades esenciales en la educación y en la vida cotidiana. Piense Ud. en la crisis educativa en Atacama y la ausencia que ha habido en estos meses de aprendizaje de estas habilidades.
En mi experiencia en colegios públicos de sectores vulnerables, he observado una falta de enfoque en el desarrollo de estas funciones, especialmente en los niveles de transición. Esta omisión se traduce en problemas de atención, impulsividad y dificultades en áreas clave como la lectoescritura y el cálculo.
En el contexto de la lectura, la memoria de trabajo permite a los estudiantes retener y comprender lo que leen, mientras que la flexibilidad cognitiva les ayuda a entender textos con diferentes estructuras o temas. El control inhibitorio, por su parte, es crucial para mantener la atención en la lectura, ignorando distracciones.
Las consecuencias de no desarrollar estas habilidades son significativas. Los niños con funciones ejecutivas débiles a menudo enfrentan desafíos en el aprendizaje, mostrando dificultades en seguir instrucciones, organizar su trabajo y mantener la concentración. Estas dificultades no solo afectan su rendimiento académico, sino también su bienestar emocional y social.
La pregunta entonces es: ¿estamos realmente preparando a nuestros estudiantes para el futuro, o estamos fallando en un aspecto fundamental de su desarrollo? La respuesta puede residir en dar un paso atrás y reevaluar nuestras prioridades educativas, centrando la atención en estas habilidades esenciales para la vida.
En este sentido, es fundamental que los sistemas educativos reconozcan la importancia de las funciones ejecutivas y las incorporen de manera intencionada en sus programas. Esto implica no solo enseñar contenido académico, sino también brindar oportunidades para que los estudiantes practiquen y desarrollen estas habilidades a través de actividades estructuradas y juegos.
Además, es importante que las familias y cuidadores comprendan el papel que juegan estas funciones en el desarrollo de sus hijos e hijas. Al apoyar el desarrollo de estas habilidades en casa, pueden complementar y reforzar lo aprendido en la escuela.
Es crucial que las políticas educativas incluyan estrategias específicas para el desarrollo de funciones ejecutivas, especialmente en escuelas de sectores vulnerables. Necesitamos entender y priorizar la importancia crítica de ellas en el desarrollo infantil y la educación. Al integrar el desarrollo de estas habilidades en la escuela desde temprana edad, estamos dando un paso vital hacia la creación de un mejor futuro para nuestros estudiantes y nuestra sociedad.