- · Indura perteneciente al Grupo Air Products, ha puesto su foco en gases como el CO2, el propano y el amoníaco, tras renunciar a su cuota autorizada para algunos productos sintéticos.
- · En esta línea, industrias como supermercados están avanzando hacia el uso de refrigerantes naturales para sus equipos, a fin de reducir significativamente su emisión de gases de efecto invernadero.
La industria local de refrigerantes está migrando paulatinamente hacia el uso de gases naturales como soluciones para los equipos destinados a almacenar alimentos y otros productos que deben ser preservados en condiciones de frío. Elementos como el propano, el dióxido de carbono y el amoníaco no sólo mitigan la generación de huella de carbono, sino que también los potenciales daños a la capa de ozono.
Esto supone una significativa mejora desde la perspectiva del impacto ambiental del mercado de los refrigerantes, destacó Eladio Romero, ingeniero de procesos de uno de los mayores proveedores locales y en Latinoamérica de gases: Indura empresa perteneciente al Grupo Air Products. “cada kilo de un refrigerante sintético liberado al medioambiente, como el R134a, equivale a liberar 1.430 kilos de CO2, mientras que uno natural lo hace de forma mínima o incluso cero, si se trata de Amoniaco”.
“Una de las novedades en el mercado local es que algunos sectores de impacto significativo están haciendo una rápida transición a refrigerantes de gases naturales. Por ejemplo, una de estas son las grandes cadenas de supermercados, que están migrando todos sus equipos de refrigeración al uso de soluciones que utilizan CO2, de la cual somos también proveedores”, concluyó Romero.
Debido a tratados internacionales, Chile prohibió uno de los más utilizados refrigerantes sintéticos, el R-12, y estableció una cuota limitada de importación para su sucesor, el R-22, una medida que regula a los proveedores que operan en territorio nacional. Esto en línea con los compromisos adoptados por el país en materia de reducción de gases de efecto invernadero y las políticas públicas en el contexto del cambio climático.
“En 2019, Indura renunció a su cuota asignada en Chile para comercializar el R-22 a pesar de que teníamos los derechos para hacerlo. En concordancia con ese compromiso, hoy seguimos proveyendo refrigerantes sintéticos, pero solo aquellos que no tienen efectos sobre la capa de ozono y en menor medida en materia de cambio climático”, señaló el ingeniero de procesos de Indura.
Un ejemplo de esto es que, dentro de nuestro portafolio de refrigerantes, contamos con HFO-1234yf, refrigerante de última generación ocupado en los equipos de aire acondicionado de los vehículos modernos.
De esta manera, la empresa mantiene un portafolio de refrigerantes de alta tecnología y menor impacto en su huella de carbono, lo que significa prescindir de forma absoluta de un tipo de generación de refrigerantes, denominada “cloroflurocarbono o CFC”. Cuando este tipo de moléculas se libera a la atmósfera, estas reaccionan con el ozono y lo descompone, incrementando el tamaño del agujero en la capa que protege al planeta de la radiación solar extrema.
Sin huella ni daños a la atmósfera
La historia de los gases refrigerantes se remonta a los inicios de la era de la industrialización a fines del siglo XVIII. Su aplicación permitiría extraer el calor a través de un proceso de contracción y expansión del refrigerante en un circuito cerrado que propicia el intercambio de calor con los productos a conservar, disminuyendo la temperatura de estos.
Este calor extraído es liberado al medioambiente: como por ejemplo, uno lo puede observar en el refrigerador en el hogar, cuya parte posterior siempre está más caliente. Para mantener el desempeño de estos equipos se utilizan los refrigerantes, que se pueden clasificar de dos procedencias: los artificiales y los naturales, y es esta última familia la que gana terreno en la era de la crisis climática, debido a su nulo daño a la atmósfera y reducida huella de carbono.
En esa lógica es que podemos ofrecer al mercado refrigerantes de origen natural como CO2, Propano o Amoniaco para la industria preocupada de su impacto medioambiental de rubros tan amplios como la industria de alimentos, pesqueras, vitivinícolas, automotriz, etc.