Hidratarse, mantener los hábitos de higiene, moderar el consumo de azúcar y tratar a tiempo posibles traumatismos dentales son algunos de los consejos para prevenir daños mayores.
En plena temporada de vacaciones, es común que los hábitos alimenticios sufran alteraciones y las rutinas de cuidado bucal tiendan a descuidarse. Junto con ello las actividades recreativas y deportivas se vuelven más frecuentes, lo que conlleva a un aumento en el riesgo de enfermedades bucales y accidentes que pueden impactar negativamente la salud bucal.
Para cuidar la salud dental, el doctor Gerald Steger, académico de la Escuela de Odontología de la Universidad Autónoma de Chile, señala que es necesario tener en cuenta que el autocuidado cumple un papel fundamental. Para ello, aconseja que antes de iniciar el período de descanso, las personas asistan al dentista, para chequeos preventivos y limpiezas, asegurándose de abordar cualquier problema antes de que se agrave o pueda afectar las vacaciones.
Asimismo, sostiene que para un cuidado dental adecuado la hidratación constante mediante el consumo de agua es fundamental. Mantenerse hidratado no solo ayuda a combatir la xerostomía (sequedad bucal), sino que también contribuye a la eliminación de restos de alimentos y neutraliza los ácidos en la boca, por la acción bacteriana.
A pesar de los cambios estacionales, es preciso mantener los hábitos regulares de cuidado bucal que incluyan el cepillado al menos dos veces al día y el uso de hilo dental, seda dental o cepillos interproximales, resulta esencial.
“Aunque las vacaciones -dice Stern- a menudo se asocian con licencias culinarias, es fundamental moderar el consumo de azúcares, optar por alimentos simples y naturales, como frutas, verduras, carnes frescas, pescados, huevos, legumbres, frutos secos y semillas, que pueden ayudar a reducir el riesgo de caries y contribuir a la salud integral del individuo”.
Otro riesgo es el aumento de los traumatismos dentoalveolares como lesiones causadas por impacto que afectan al diente y/o los tejidos circundantes. Estas, que pueden clasificarse según el tejido afectado, son comunes en varios grupos etarios y representan la quinta lesión o enfermedad más común a nivel mundial, con una prevalencia del 15,2%.
“Los traumatismos dentoalveolares no tratados pueden tener un impacto negativo en la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes a nivel social, funcional y emocional. Los padres, cuidadores o adultos responsables deben estar atentos durante el juego activo, asegurándose de utilizar el equipo de protección adecuado y evitando situaciones de riesgo. El uso de protector bucal en actividades deportivas, especialmente en deportes de contacto, se vuelve crucial para prevenir lesiones en los dientes y las encías”, recomienda el odontólogo.
En caso de sufrir algún trauma o patología bucal, la atención rápida a lesiones es primordial, por lo que es imperativo buscar atención odontológica de emergencia lo antes posible. “Debemos tener en consideración -enfatiza- que actuar a tiempo es esencial para preservar la salud bucal y minimizar el daño”.