Francisco Navarrete
Académico Fonoaudiología
Universidad Andrés Bello
El 25 de febrero se celebra el Día Internacional del Implante Coclear. Este aparato electrónico permite a una persona con problemas graves de audición acceder a los sonidos del entorno y las voces de las demás personas. El 25 de febrero de 1957 se realizó el primer implante coclear y desde el año 2009 se celebra de forma regular en varios países. Tiene dos componentes, una parte externa que se coloca detrás de la oreja y otra interna que se inserta debajo de la piel a través de una cirugía. Su funcionamiento implica la estimulación directa del nervio auditivo que envía las señales generadas por el implante al cerebro logrando el reconocimiento del sonido.
Es importante tener en cuenta que un implante coclear no permite escuchar de la misma forma que la audición normal, sin embargo, gracias a este tremendo avance tecnológico, existen niños y adultos que no se benefician de audífonos convencionales, puedan escuchar por primera vez o recobrar la audición perdida.
Hoy en día, los niños que nacen con algún problema auditivo, que les impide acceder a los sonidos del habla, pueden ser beneficiarios de un implante coclear, gracias al GES de hipoacusia en menores de 4 años o del prematuro, aprovechando así el período crítico para el desarrollo de las habilidades del habla y del lenguaje. Se ha visto que, gracias a una intervención temprana, centrándose en las necesidades del niño y sus familias y además un soporte terapéutico adecuado, estos menores podrían ser capaces de comprender el lenguaje oral, escuchar la música y conectarse con sonidos del entorno. En este sentido, el diagnóstico temprano juega un papel fundamental en la pesquisa e inicio precoz del tratamiento, ya que esto les permite desarrollar habilidades de lenguaje a un ritmo similar al de los niños con audición normal.
Gracias a la ley 20850 (Ley Ricarte Soto) las personas mayores de 4 años que presenten hipoacusia sensorioneural bilateral severa o profunda con desarrollo de lenguaje oral, pueden ser beneficiarias de un implante coclear, el cual les permite recobrar el acceso a los sonidos que tienen guardados en su memoria y que fueron aprendidos previo a su problema auditivo. El aislamiento comunicativo que genera la hipoacusia, se relaciona con la aparición de un deterioro cognitivo acelerado en adultos y adultos mayores, que impacta en su rendimiento y funcionalidad, es por esto que la terapia se centra en la rehabilitación de su canal auditivo, a través del desarrollo de habilidades auditivas que le permitan volver a comunicarse en ambientes naturales como en el colegio, trabajo o actividades cotidianas y así disminuir la desconexión con el entorno.
Lamentablemente no todas las personas son candidatas al implante coclear, ya que en algunos casos existen ciertas condiciones como malformaciones congénitas, ausencia de funcionalidad de la vía auditiva, enfermedades psiquiátricas severas, problemas de salud que contraindiquen la cirugía bajo anestesia general, ausencia de motivación hacia la implantación o incumplimiento de los criterios audiológicos, que impiden su realización. Por esto, es importante considerar la pertinencia de otros sistemas de comunicación existentes, como por ejemplo la lengua de señas, que permite un desarrollo comunicativo, cognitivo, escolar, laboral y social a la persona en situación de discapacidad auditiva. En este sentido, aún existe una brecha enorme como sociedad, respecto a la implementación de otros sistemas de comunicación, que permitan a las personas acceder a una educación integral, oferta laboral más amplia y servicios de salud o educación pertinentes.