Una exposición excesiva a los rayos UV puede causar daño celular, envejecimiento prematuro, aumentar el riesgo de cáncer de piel y también producir daño ocular, como cataratas y degeneración macular.
La vida en la tierra es completamente dependiente de la luz solar, ya que las plantas utilizan la radiación para llevar a cabo el proceso de fotosíntesis, y esto corresponde al inicio de la cadena alimenticia, pero la exposición prolongada puede tener efectos dañinos en los seres vivos.
¿Qué es la radiación solar? En el sol se produce la reacción de fusión nuclear del helio e hidrógeno, lo cual genera gran cantidad de energía, la cual se emite en todas direcciones en forma de radiación como ondas electromagnéticas. Esta radiación llega a la tierra como calor (radiación infrarroja), luz (Radiación Visible) y rayos UV (Radiación Ultravioleta).
La intensidad de la radiación varía debido a la inclinación de la Tierra y su posición en la órbita alrededor del Sol. En general, los rayos solares son más intensos en verano. Además, la cantidad de radiación solar que llega a la superficie terrestre depende de la altitud sobre el nivel del mar, y de la zona geográfica terrestre. «En el caso de Chile, al ser un país largo y estrecho, la cantidad de radiación solar recibida depende de la latitud, y en el norte del país en zonas como el desierto de Atacama, ésta es muy intensa», señala el investigador.
La radiación solar que puede ser dañina, para los seres humanos y animales, es la de más alta energía, la que corresponde a los rayos UV. Éstos pueden ser de menor a mayor energía:
- UV-A: Que atraviesan fácilmente a la atmósfera y son poco dañinos, son los responsables del bronceado de la piel.
- UV-B: Tienen mayores dificultades para traspasar la atmósfera. Aun así, llegan a la superficie terrestre y son los que pueden producir daños más graves en la piel.
- UV-C: No consiguen atravesar la atmósfera, ya que son absorbidos por la capa de ozono. Por lo que, donde la capa de ozono está más debilitada, permitirá el paso de parte de esta radiación, la cual es mucho más peligrosa que la UV-B.
Riesgos y beneficios
Los mamíferos necesitan de una exposición moderada al sol para la síntesis de vitamina D en la piel, la que juega un papel esencial en la salud ósea y en el funcionamiento del sistema inmunológico.
Desmond MacLeod-Carey, investigador del Instituto de Ciencias Aplicadas de la Universidad Autónoma de Chile, explica que “la exposición a la luz solar contribuye a aumentar los niveles de serotonina, que es un neurotransmisor asociado con la mejora del estado de ánimo. Esta se transforma en melatonina, la cual está relacionada con el ciclo del sueño, y cuando uno duerme bien está más feliz”.
Pero también hay altos riesgos. Una exposición excesiva a los rayos UV puede causar daño celular, envejecimiento prematuro de la piel y aumentar el riesgo de cáncer de piel. “También, se puede producir daño ocular por exposición al sol, como cataratas y degeneración macular, por lo que es recomendable usar gafas de sol de buena calidad, que se encuentren certificadas, y ojalá con un diseño envolvente o paneles laterales”, recomienda MacLeod.
Las medidas de protección ante los rayos solares, como el uso de protectores solares, ropa con protección UV, gafas de sol y sombreros, son efectivas para reducir la exposición y minimizar los riesgos. Es importante utilizar protectores solares con un factor de protección adecuado y aplicarlos correctamente.
Finalmente, el experto enfatiza que “cuando el IUV es alto, como por ejemplo en estos meses que existen olas de calor, proteger a nuestras mascotas y no exponerlas a la radiación directa, ya que pueden experimentar quemaduras sobre todo en sus patas. De la misma forma, algunas plantas pueden sufrir con la radiación intensa, sobre todo si no se riega adecuadamente, ojalá en la madrugada o en la noche, ya que, al regar en las horas de mayor radiación, el agua residual se calienta y esto afecta las raíces. Por decirlo fácil, sería como regar las plantas con agua hirviendo”.