Marcelo Gutiérrez Delgado
Académico Ingeniería Comercial
Universidad Andrés Bello
La convocatoria a movilización en las calles y paralización de los turnos de trabajo realizada por la Unión Portuaria de Chile y el Frente de Trabajadores Portuarios del Centro este 4 de abril es el resultado de un proceso que vale la pena revisar. Muchos hoy se preguntaran que es lo que están pidiendo está agrupaciones sindicales, y básicamente es lo mismo que data desde 2013/2014, la modernización del sector, la incorporación y/o reconocimiento de enfermedades laborales específicas, vinculadas con las faenas portuarias, el establecimiento de una nueva Ley de Puertos, que permita dar seguridad y estabilidad a los trabajadores del sector y, finalmente enfrentar la descarbonización del sistema de generación de energía, lo cual ha provocado una disminución de los puestos de trabajo en los puertos que operan carbón, Huasco, Tocopilla, Ventanas y Coronel.
La pregunta es, ¿por qué ahora?, ¿contingencias sociales en alza?, es posible que la respuesta sea sí, desde la percepción de la ciudadanía. Sin embargo, el trasfondo data de junio 2022, momento en el cual estas agrupaciones sindicales se reunieron con el actual presidente de la República firmando un acuerdo que establece una carta gantt de trabajo sobre la propuesta de una ley laboral portuaria. A la fecha este plan presenta muy pocos avances, recayendo la responsabilidad en los representantes del gobierno ya que, según la agrupación sindical, no han puesto la voluntad política suficiente para avanzar en los temas declarados.
Adicionalmente a ello, la agrupación ha declarado su malestar respecto a las nuevas medidas de control y gestión aplicadas por la administración del puerto de Coronel, en razón a la exigencia de controles de droga y alcohol a los operadores portuarios.
Al parecer, las demandas sindicales, la ausencia de voluntad política y las presiones sectoriales, están propiciando un ambiente de mucha inestabilidad, no solo en el sector portuario, también el metalúrgico, agroindustrial y logísticos, por el impacto negativo de las paralizaciones portuarias. Entonces, no son problemas que no se deben visibilizar, por el contrario, deben salir a la luz, tanto por las razones como por los efectos, que por cierto son muy negativos para un país que sustenta su modelo económico en las exportaciones, las cuales salen logísticamente en su mayoría por los terminales portuarios.