¿Por qué la voz de las mujeres se vuelve más grave durante la menstruación o cambia con la osteoporosis?

Este 16 de abril se conmemora el Día de la Voz, una ocasión para reflexionar sobre las diversas transformaciones que experimenta nuestra voz a lo largo de la vida. Desde cambios vinculados con la edad, enfermedades, estilos de vida e incluso la influencia hormonal. Hay muchos factores que pueden hacer que suene diferente.

A lo largo del ciclo vital, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios que se reflejan en nuestra voz. Desde la infancia hasta la vejez, estos son evidentes y varían dependiendo del sexo de la persona. Los bebés, por ejemplo, suelen tener una frecuencia vocal más aguda, que disminuye ligeramente en la primera infancia. Durante la adolescencia, los hombres experimentan un descenso en la frecuencia de su voz, mientras que en las mujeres si bien hay una variación es menos notoria. Estos cambios se mantienen hasta la adultez, y en la vejez, se presentan otras transformaciones relacionadas con el envejecimiento del sistema, que difieren según el sexo biológico.

La Fonoaudióloga Amanda Peñailillo, docente de la carrera de fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello y Especialista en habilitación y rehabilitación Vocal, señala que estos cambios están influenciados por una variedad de factores, incluyendo enfermedades crónicas como la diabetes o problemas de tiroides, así como el uso vocal a lo largo de la vida y el cuidado general de la salud.

La acción de las hormonas

Los cambios hormonales también desempeñan un papel significativo en la voz. Las mujeres, que experimentan fluctuaciones hormonales mensuales y los hombres en su transición a la adolescencia, lo saben. “Las mujeres sufrimos más cambios hormonales mes a mes comparadas con los hombres, lo que se relaciona con nuestro ciclo menstrual, por lo mismo, hay estudios que mencionan que nuestra voz se vuelve más grave durante el periodo menstrual porque retenemos más líquido, incluso en la cuerda vocal (edema), versus la fase folicular o de ovulación, por ejemplo. Por otra parte, en los hombres, su mayor cambio hormonal se da en la pubertad, cuando se experimenta este evidente cambio de voz, donde aparecen los “gallitos”, fijándose su frecuencia que permanece hasta ser adulto mayor”, describe la experta.

En cuanto a la diferencia según sexo, explica que, a grandes rasgos, puede haber un descenso de la intensidad o volumen en la voz, dificultades en la coordinación entre el habla y el aire. en hombres suele volverse más aguda ya que tienen tendencia a la atrofia (pérdida de masa muscular) y en mujeres más grave ya que tienen tendencia al edema. Ahora, es importante considerar que la voz es el producto de la participación de distintos subsistemas, entonces puede haber alteraciones al perder piezas dentarias o usar prótesis, presentar pérdida de audición, lo que altera la retroalimentación de la propia voz, siendo más difícil controlarla, y así, muchas más.

Salud y hábitos

En cuanto al impacto del estilo de vida en la voz, tanto el tabaquismo como el consumo de alcohol pueden tener efectos adversos. El tabaco provoca muchos problemas desde distintos puntos de vista. “Derechamente se acumulan desechos en la cuerda vocal, los cuales no se limpian y generan daño permanente, disminuye la capacidad respiratoria generando incoordinación al momento de hablar y por su puesto genera predisposición al EPOC o enfermedad pulmonar obstructiva crónica e incluso cáncer de pulmón, de lengua, laringe, etc”, señala. Además, el consumo de alcohol es irritante y pude generar reflujo gastroesofágico, “que podría pasar a laringofaríngeo, quemando nuestras cuerdas vocales con el ácido del estómago, además, nos predispone a una vasodilatación en las cuerdas vocales, lo que nos deja en riesgo de lesiones por abuso o mal uso vocal, como hemorragias cordales, hematomas cordales, pólipos, entre otros”.

Condiciones médicas comunes relacionadas con el envejecimiento, como la artritis, la osteoporosis y la enfermedad de Parkinson, pueden afectar la voz de diversas maneras, desde inflamación de los cartílagos laríngeos hasta pérdida de densidad ósea. “En la artritis podemos encontrar inflamación de los cartílagos que están dentro de la laringe y que se encarga por ejemplo del movimiento de las cuerdas vocales, pudiendo encontrar ronquera y cambios en la frecuencia fundamental e intensidad. Por otra parte, en la osteoporosis, al perder densidad ósea, nos quita soporte estructural de los subsistemas que participan en la fonación, como el respiratorio, complejo cabeza – cuello y el mismo sistema hiolaríngeo. A su vez, la Enfermedad de Parkinson se destaca por la posibilidad de una voz de baja intensidad (hipofonía), alteración en el habla (disartria), pérdida de la expresión facial (hipomimia), incoordinación fonorespiratoria, entre otros”.

Para mantener la salud vocal, advierte la académica UNAB, la prevención juega un papel fundamental. Es importante estar atentos a cualquier cambio en la voz que persista por más de dos semanas y buscar ayuda profesional si es necesario. Los profesionales de la voz y aquellos que dependen de su voz para trabajar deben aprender a utilizarla correctamente y estar conscientes de los riesgos asociados con su mal uso.

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