Día Internacional de la conciencia sobre el Ruido

Matías Rubio Hidalgo

Académico Fonoaudiología

Universidad Andrés Bello

Desde simple malestar hasta consecuencias graves en la salud, el ruido tiene un impacto cada vez más preocupante en nuestra calidad de vida. Según datos del Ministerio de Medioambiente, el 50% de las denuncias recibidas por la Superintendencia del ramo a nivel nacional, corresponde a contaminación auditiva.

En la Región Metropolitana, por ejemplo, las estadísticas muestran que el 6% de la población padece de alta perturbación de sueño debido al bullicio que genera el tránsito vehicular. En el entorno educativo, además, 71% de los establecimientos educacionales se encuentran en zonas que registran mediciones sobre los 65 decibeles durante el día, lo que se considera inaceptable.

La exposición prolongada a niveles altos de ruido puede provocar estrés, trastornos del sueño, problemas cardiovasculares e incluso pérdida de audición. La hipoacusia inducida por ruido es una condición cada vez más común, especialmente entre los jóvenes que están expuestos a música fuerte en conciertos y dispositivos de audio.

La exposición a sonidos por encima de 85 decibeles (dB) puede causar daño auditivo si se mantiene durante períodos prolongados, por lo que es fundamental educar a las personas sobre los riesgos del ruido excesivo y fomentar prácticas auditivas seguras desde una edad temprana. la prevención es clave para evitar una pérdida de audición inducida por esta causa.

Reducir la exposición al ruido, evitando entornos ruidosos siempre que sea posible y utilizar protectores auditivos, como tapones para los oídos, idealmente confeccionados a medida, puede ayudar a prevenir el daño. Existen alternativas que atenúan el sonido, disminuyendo la intensidad sin sacrificar calidad de audio.

Al escuchar música con auriculares, es importante asegurarse de que el volumen esté a un nivel seguro y no demasiado alto. Se recomienda seguir la regla del 60/60: no escuchar más de 60% del volumen máximo durante más de 60 minutos seguidos.

Si se está expuesto a una actividad con alto nivel de ruido, ya sea de modo recreacional o laboral, es importante revisar que la audición se mantenga dentro de rangos normales antes de que exista un daño irreversible. Se sugiere realizar una audiometría una vez al año o idealmente cada seis meses.

Educación y concientización es la fórmula: Informarse sobre los riesgos del ruido excesivo y compartir esta información con amigos y familiares puede ayudar a promover prácticas auditivas saludables en la comunidad. Con pequeños cambios en nuestro estilo de vida, podemos preservar nuestra capacidad auditiva y la de nuestros cercanos y disfrutar de un entorno más tranquilo y saludable para todos.

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