Por Ulises Carabantes Ahumada – Ingeniero Civil Industrial – Escritor
Se ha iniciado el mes del mar, definición para mayo que reviste gran importancia para Chile en su calidad de país tricontinental. En efecto, Chile, además de su larga geografía en el continente sudamericano, tiene soberanía en territorios peninsulares de la Polinesia, como es nuestra Isla de Pascua y bases y reclamación territorial en el Territorio Antártico. A esto hay que sumar la existencia de gran cantidad de islas y archipiélagos cercanos a Chile continental sudamericano, como es el caso del archipiélago de Juan Fernández y la gran cantidad de islas en la Patagonia chilena. Dada esa realidad geográfica para Chile es de alta relevancia tener una convicción de proyección marítima y plasmar dicha convicción en acciones concretas con la consecuente asignación de recursos. Felizmente, como un aspecto positivo a destacar dentro de un presente tan complejo y con tantos problemas en Chile, se puede señalar la permanente construcción de buques en nuestro país, lo cual obviamente nos asegurará proyección hacia el Océano Pacífico y hacia el Mar de Drake.A fines de 2022 fue puesto a flote por los Astilleros y Maestranzas de la Armada, ASMAR, en Talcahuano, el nuevo Rompehielos Almirante Viel, formidable construcción naval chilena que durante el recién pasado mes de abril fue sometida a las primeras pruebas de navegación, las que dieron resultados satisfactorios. Después de esto se continuará con el proceso de planificación en lo que es la preparación de este busque para que tenga próximamente arribo a su puerto base, Punta Arenas y desde éste comenzar a operar hacia el Territorio Antártico. Pero como la Armada está trabajando bajo el concepto de construcción permanente de buques, inmediatamente después de puesto a flote el Rompehielos, se comenzó a construir el primero de cuatro buques multipropósito contemplados en el proyecto Escotillón IV, naves de alta autonomía y que por lo tanto darán a Chile una importante proyección hacia el Océano Pacífico.
Pero no sólo la Armada y ASMAR están trabajando muy fuerte en lo que se refiere a construcción naval en Chile, también lo está haciendo la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, a través del Instituto de Fomento Pesquero, IFOP. En octubre de 2023 fue puesto a flote después de ser construido en los astilleros ASENAV de Valdivia el buque científico Doctora Barbieri. Comenzó la construcción de esta nave en el astillero valdiviano en el primer semestre del año 2021 y llega para complementar el trabajo de investigación que desarrolla también para el IFOP el buque científico Abate Molina. El nombre con el que fue bautizado este nuevo buque científico es como homenaje en vida a la destacada científica María Ángela Barbieri, quien ha sido pionera en desarrollar y hacer progresar los estudios de evaluaciones hidro acústicas. Al buque Doctora Barbieri, al Rompehielos Almirante Viel, a la construcción de los cuatros buques del proyecto Escotillón IV, es necesario agregar el Cabo de Hornos, buque científico de la Armada, el cual lleva unos años operando y que también fue construido en ASMAR.
No obstante la enorme importancia del desarrollo de la construcción naval en Chile, durante el Mes del Mar también debemos rescatar nuestro patrimonio cultural en torno a la mar océano. Al tocar este punto quiero referirme a dos grandes hombres de las letras, el chilote nacido en Quemchi, Francisco Coloane y al atacameño nacido en Copiapó, Salvador Reyes Figueroa, quienes fueron merecedores del Premio Nacional de Literatura, Coloane en 1964 y Reyes en 1967.
Ambos grandes escritores tuvieron como mínimo común haber llevado el mar a las letras y las letras al mar. Ambos, también, fueron parte de la bella cofradía Hermandad de la Costa, institución nacida en Chile y que hoy recorre el mundo en casi cuarenta países. Ambos escritores fueron aventureros y navegantes. Estuvieron lejos de ser sedentarios escritores de escritorio.
Francisco Coloane, nacido el 19 de julio de 1910; comenzó su vida laboral siendo muy joven, al ser contratado como aprendiz de capataz en una estancia de Tierra del Fuego, experiencia que fue la base de muchas de sus obras, en las que lleva al lector por un viaje a través de los fríos canales patagónicos, lluvias y embrujados pontones. También conformaron su sello literario el hecho de haberse desempeñado como escribiente en la Armada y participar en expediciones de prospecciones petrolíferas en Magallanes. En 1933 fue parte de una travesía en el Buque Escuela General Baquedano, fuente de inspiración de una de sus mejores obras, la novela El Último Grumete de la Baquedano. Coloane fue parte de la Primera Expedición Antártica Chilena en el año 1947. Otras de sus novelas fueron las novelas Tierra del Fuego, Los Conquistadores de la Antártica, El Camino de la Ballena y Rastros del Guanaco Blanco. En materia de cuentos se puede destacar Cabo de Hornos, La Voz del Viento, Golfo de Penas, Tierra de Olvido, De cómo murió el Chilote Otey, Cinco Marineros y un Ataúd y muchos otros.
Salvador Reyes Figueroa nació el 16 de agosto de 1899. Estudió su secundaria en el Instituto Comercial de Antofagasta. En 1920 se trasladó a Valparaíso. Al año siguiente se radicó en Santiago, ciudad donde comenzó a colaborar con las revistas Zigzag y Hoy, utilizando el seudónimo Simbad. En 1939 inició su carrera diplomática siendo nombrado como Agregado Cultural de la Embajada de Chile en París, ciudad donde en mayo de 1940 debió, en representación del gobierno de Chile, tomar contacto con las nuevas autoridades que se habían instalado en París, las invasoras fuerzas militares alemanas. Por su condición de diplomático, Salvador Reyes fue quien inició la propagación de la Hermandad de la Costa por Europa. En 1954 viajó a la Antártica. Entre sus más de veinte publicaciones están Andanzas por el Desierto de Atacama, Valparaíso Puerto de Nostalgia, El Continente de los Hombres Solos, Ruta de Sangre, Barco Ebrio, El Último Pirata, El Café del Puerto, Norte y Sur y muchas más.
Sumergirse en las obras de Francisco Coloane y Salvador Reyes es hacer un viaje por el tiempo, ir a otras épocas y entender a través de la pluma de estos grandes literatos la vocación marítima de Chile, la vocación de puerto y bohemia, la vocación de aventura, es entender que en cada chileno puede haber un marinero, un ser humano que se proyecte en el mar a través de las múltiples disciplinas que éste nos ofrece, el desarrollo tecnológico y científico, la construcción naval, la investigación oceanográfica y el desarrollo cultural como el que nos regalaron Francisco Coloane y Salvador Reyes. Transmitamos nuestro múltiple patrimonio marítimo a nuestras nuevas generaciones, a niños y jóvenes, pues cuando estos aquilaten la importancia de los que se les ha entregado, sin ninguna duda lo agradecerán.