Esta semana ya se siente el frío más intenso, llegó la lluvia e incluso se pronostican nevadas en zonas como Coquimbo, El Maule y algunas comunas de la Región Metropolitana.
De acuerdo con los modelos meteorológicos habrá un centro de baja presión que estará acompañado de muy bajas temperaturas.
¿Cómo nos estamos preparando?
Seguramente ya hay más de una frazada en la cama, se comenzaron a encender los calefactores eléctricos, a gas, parafina y todas las alternativas posibles para mantener nuestros hogares calentitos.
Francisco Alvarado ingeniero en electricidad y docente de la Escuela de Procesos Industriales de IACC da algunos consejos para ahorrar energía, indicando que “además de privilegiar los calefactores que estén certificados, es importante en primer lugar tener una buena aislación térmica de tu vivienda, como techos y muros, sellar bien puertas y ventanas. De esa forma podremos tener la calefacción encendida menos tiempo, y también a una menor temperatura”.
De acuerdo con datos de la guía del Ministerio de Medio Ambiente “Calefacción sustentable”, el tipo de calefacción más económico es “Aire Acondicionado Split Inverte”, con un gasto de $19.209 estimado para 8 horas de uso diario en una vivienda de 57 m², durante el mes de julio en la ciudad de Santiago, mientras que el más caro es el gas licuado con un gasto promedio de $42.194.
El especialista indica también, que “aprovechar la luz solar es una buena alternativa para dejar entrar el calor natural, además, si tienes un termostato programable, configúralo para que la temperatura sea más baja cuando estés fuera de casa o durante la noche, y más alta cuando estés en casa y necesites calor”.
“El mantenimiento de los artefactos, como limpiar los filtros, los radiadores y revisar el sistema de ductos, también te permitirá ahorrar. Junto con ello es clave revisar alternativas de calefacción más eficientes, que pueden ser un poco más costosas, pero te ayudarán a reducir tu consumo de energía a largo plazo”, sostuvo.
Además, el especialista agregó que es ideal “la utilización, en lo posible, de artefactos con calificación energética clase A o B, de esta manera nos aseguramos de que el artefacto utilizado para calefaccionar es energéticamente eficiente”.