- Sacerdote era desde hace seis años administrador parroquial
En la capilla Resurrección del Señor, de la parroquia Jesús de Nazaret, se celebró el nombramiento del padre Willy Mauricio Andrade como párroco, tras haber restado seis años como administrador parroquial.
La misa comenzó con la lectura del decreto de nombramiento del padre Willy Mauricio, por parte de la Canciller, Ximena Cáceres. Luego, la profesión de fe y promesa de fidelidad a la Iglesia del padre Willy Mauricio, con el signo de poner su mano sobre los Evangelios.
En la homilía, el obispo destacó la variada realidad de las distintas comunidades que componen la parroquia, que ahora reciben formalmente al padre Willy Mauricio Andrade como párroco. “Es hermoso, porque lo hacemos como Pueblo de Dios”, subrayando que “somos Cuerpo de Cristo, cada uno con una misión distinta: el párroco, el diácono, la religiosa, el laico comprometido”. Aclaró que el nombramiento de párroco “es una misión que el Señor le encomienda a un hijo, para que pueda llevar adelante lo que el Señor quiere para una comunidad”. Dijo que en la ascensión “el Señor, que es verdadero hombre, se lleva nuestra humanidad; podríamos decir que algo de nosotros está ya en el Cielo”.
“Somos Cuerpo de Cristo, -reiteró- y este Cuerpo, esta comunidad parroquial, tiene como cabeza a Jesucristo, que está en el Cielo; ¿cómo nosotros no vamos a tener esperanza, alegría, gozo, al saber que también a nosotros nos espera la Gloria?” Destacó que, para eso, “se nos pide vivir la vocación que el Señor nos regala; cada uno tiene una misión particular, que nadie va a hacer sino nosotros”. Llamó a considerar los dolores y alegrías de los otros como propios, invitando a “hacer comunión; cuando en el cuerpo hay divisiones, nos afecta a todos”. El obispo llamó a seguir acompañando al ahora párroco, “seguir apoyándolo, acompañando las iniciativas hermosas de la comunidad; el compromiso es de todos”. Dijo que “si alguien tiene alguna duda de cómo vivir su vocación, miremos a nuestras madres, cómo vivían la entrega en la casa, cómo se esforzaban por llevar adelante a la familia. ¿Quién cuida, quién acompaña, quién está ahí cuando el hijo está enfermo? Esa actitud materna el Señor nos la pide también a nosotros”.
Tras la liturgia de la Palabra tuvo lugar el rito de renovación de las promesas de ordenación del sacerdote.
Luego, se le hizo entrega al nuevo párroco de la sede presidencial, la fuente bautismal y el altar. Al final de la misa, el obispo le entregó las llaves del Sagrario y se firmaron los libros sacramentales.
Una vez finalizada la celebración, hubo una alegre convivencia para celebrar este nombramiento.