Romina Bustos Águila
Académica Obstetricia
Universidad Andrés Bello
En el año 2013, hace tan solo 11 años, se implementó la ley del tabaco, la cual prohíbe fumar en lugares cerrados accesibles al público o de uso comercial colectivo. Tampoco se permite fumar en terrazas que no estén al aire libre o tengan un techo que se encuentre pegado a un muro. En este punto quisiera invitarlos a pensar: ¿Efectivamente se cumple con esta normativa en los diferentes pub, restaurantes, restobar, etc que frecuentamos?
Chile es uno de los países con mayor prevalencia de consumo de tabaco en Latinoamérica. Esta cifra es aún más preocupante cuando se observa que el 37,6% de los adolescentes de entre 13 y 15 años han probado el cigarro. El tabaquismo no solo afecta a los fumadores, sino también a las personas no fumadores que se encuentran expuestas al humo emanado por el cigarrillo, incrementando los riesgos de desarrollar enfermedades graves.
El consumo de tabaco es un factor de riesgo clave para una amplia gama de enfermedades, entre ellas cardiovasculares, el cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias crónicas como el EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), cáncer de mama y cáncer cervicouterino. Según datos del Ministerio de Salud, el tabaco es responsable de casi el 15% de todas las muertes en Chile.
La nicotina genera dependencia y dificulta que los fumadores abandonen el hábito. Además de los riesgos físicos, el tabaco afecta la salud mental, generando ansiedad y estrés. La combinación de estos factores crea un círculo vicioso que es difícil de romper sin el apoyo adecuado.
Ante este panorama, los profesionales de la salud tenemos un rol crucial en la prevención y promoción de la salud, dos pilares fundamentales para reducir la prevalencia del tabaquismo, con educación, informando a la población y promoviendo la creación de entornos que favorezcan estilos de vida saludables para lo que la implementación de nuevas políticas públicas, que incluyan a los especialistas en salud, es fundamental.