Yusef Hadi Manríquez
Director de carrera Publicidad
Universidad Andrés Bello, Concepción
Según los resultados de la prueba PISA, Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes realizado por la OCDE, Chile es uno de los países que más alude al concepto de pensamiento creativo en educación primaria y secundaria.
El último informe reveló que, si bien Chile está bajo el promedio OCDE, igualmente se posiciona a tres puntos de éste. Chile se encuentra 10 puntos por debajo de Singapur y 8 puntos por debajo de Corea y Canadá, los países con mejor desempeño. Los estudiantes en Chile están por sobre otros países latinoamericanos como México, Uruguay, Colombia, Perú, Brasil, Panamá, El Salvador y República Dominicana.
Todo lo anterior nos obliga a hablar de la creatividad en los jóvenes ya no como un tema accesorio en la educación, por debajo de temas más bien científicos. Hoy más que nunca, debe ser vista como un recurso invaluable, que con frecuencia no recibe la atención que merece.
Nos encontramos en un mundo donde la innovación es clave para el avance de la sociedad, y queda de manifiesto que son los jóvenes quienes representan esta fuente inagotable de ideas frescas y perspectivas únicas.
Darnos cuenta de esto es auspicioso, sin embargo, en algunos sectores, el sistema educativo tradicional aún sofoca la creatividad al enfocarse demasiado en evaluaciones donde la memorización y las pruebas estandarizadas son herramientas formales, en lugar de fomentar también el pensamiento crítico y la experimentación.
Es aquí donde debemos con urgencia plantear cambios, pues es fundamental que, tanto instituciones educativas como la sociedad en general reconozcan la importancia de la creatividad y proporcionen espacios donde los jóvenes puedan explorar y desarrollar sus habilidades creativas.
Arte, música, teatro, tecnología y otros, así como actividades extracurriculares que promuevan la resolución de problemas y el trabajo en equipo, son esenciales en el desarrollo y crecimiento de las mentes innovadoras. Además, hoy más que nunca en la era digital, los jóvenes tienen acceso a una gran cantidad de información y diversas herramientas que pueden utilizar para expresar su creatividad.
Precisamente se trata de también ser creativos. Las mismas redes sociales, tan criticadas hoy en día, pueden, por ejemplo, ser plataformas poderosas para compartir ideas y proyectos innovadores, siempre y cuando se utilicen de manera constructiva.
Es que para alimentar la creatividad en los jóvenes, es fundamental entender y promover las nuevas bases que permitan nuevas herramientas que apoyen un entorno que valore la curiosidad y la originalidad. Junto a esto, es también necesario incentivar a los jóvenes a cuestionar, desde las constantes opciones de mejora y a no tener miedo a cometer errores en este proceso, porque es una parte vital del proceso creativo.
En esto último, entender que la promoción de la creatividad de los jóvenes es una inversión en el futuro. Entregar herramientas y apoyo necesario para que desarrollen su potencial creativo, es cimentar las bases de un mundo más innovador y adaptable, capaz de enfrentar los desafíos del mañana con ingenio y visión