Batalla Electoral de Octubre: Retos del Oficialismo y la Oposición

Marco Moreno
Académico Escuela de Gobierno, U.Central

El fin de las tensas negociaciones para inscribir listas y pactos en las elecciones regionales y locales de octubre dará paso al despliegue de las campañas políticas, llevando al país a la fase agonal de la política o lucha por el poder. Estas elecciones, que sirven como predictor para las próximas parlamentarias y presidenciales, no solo determinarán quiénes serán los próximos líderes en gobernaciones, alcaldías, concejos municipales y consejos regionales, sino que también reflejarán el pulso político del país. Tanto el oficialismo como la oposición enfrentan desafíos significativos que podrían definir el rumbo de la política chilena en los próximos años.

Para el oficialismo, los desafíos son múltiples y complejos. Primero, deben lidiar con la percepción pública de su gestión hasta la fecha. El gobierno necesita mostrar logros concretos y avances significativos en áreas clave como la economía, servicios públicos y seguridad.

La cohesión interna es otro desafío significativo. Las divisiones dentro la coalición gobernante pueden debilitar la campaña y dar ventaja a la oposición. Sabemos que el acuerdo alcanzando para alcaldes y concejales no pudo proyectarse en la elección de gobernadores por lo que se implementara la fórmula de “competencia regulada” o “acotada en ocho regiones. Mantener la unidad y presentar un frente común, con mensajes coherentes y una estrategia coordinada, será esencial para maximizar las oportunidades de éxito en las urnas.

A su turno, la oposición tiene sus propios desafíos a superar. En primer lugar, deben capitalizar las debilidades y errores percibidos del oficialismo sin caer en el mero negativismo. La gente espera de la oposición no solo ser alternancia, sino que muestre capacidad de ser alternativa. Los votantes buscan alternativas creíbles, no solo una retórica de oposición.

Un elemento crítico de éxito para oposición es el de la unidad para enfrentar al oficialismo con eficacia electoral. Lo anterior quedó en entredicho. A pesar de su intención inicial de presentar candidaturas únicas para enfrentar al oficialismo, se dividió en varios pactos para los comicios de octubre.

En la elección de alcaldes puede producir el efecto de distribuir el rechazo a las autoridades en ejercicio del oficialismo al competir con dos o más candidaturas alternativas. Esta misma lógica se trasladó a la elección de gobernadores. Competir en varias listas en la elección de gobernadores presenta riesgos significativos para la oposición, a pesar de la existencia de una segunda vuelta. La fragmentación del voto, la reducción de sinergias, los costos de campaña, los conflictos internos y los desafíos en la segunda vuelta son factores que pueden afectar negativamente las posibilidades de éxito del bloque opositor.

Un desafío de campaña para ambos bloques lo constituye la presencia del “votante obligado”. Se requerirá que las campañas electorales sean más estratégicas y adaptativas. También se deben enfocar en la movilización de votantes apáticos, la creación de mensajes inclusivos y relevantes, la gestión del descontento y la desconfianza, la logística eficaz y la competencia efectiva entre campañas.

Tanto el oficialismo como la oposición deben superar obstáculos significativos para lograr el éxito en las elecciones de octubre. La habilidad para abordar estos desafíos y presentarse como opciones viables y atractivas para los votantes será crucial para definir el rumbo de la política chilena en los próximos años.

 

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