Macarena Cárcamo Vargas
Académica Terapia Ocupacional
Universidad Andrés Bello
La jubilación es una etapa de la vida que, aunque esperada con entusiasmo, puede traer una serie de desafíos y transiciones significativas. Desde la perspectiva de la terapia ocupacional, es crucial abordar esta fase con estrategias que promuevan el bienestar físico, emocional y social asegurando una calidad de vida óptima. La jubilación marca uno de los cambios más significativos, no es solo el fin de una carrera profesional, sino el inicio de una nueva etapa llena de oportunidades y retos. Esta transición requiere aceptación, ajuste y adaptación, tres pilares fundamentales.
Desde que entramos al sistema educativo hasta nuestro último día de trabajo formal, mantenemos una rutina diaria que tiende a ser repetitiva. Ante un evento tan significativo como la jubilación, es esencial contar con un plan de acción. A continuación, detallo algunas estrategias desde la terapia ocupacional que puede ayudar a establecer una nueva rutina, roles y a disfrutar plenamente de esta nueva etapa.
Aceptar la jubilación es reconocer que una parte importante de nuestra vida ha concluido. Esto no siempre es fácil, ya que el trabajo suele ser una fuente crucial de identidad, propósito y estructura diaria. La aceptación implica comprender y abrazar esta nueva realidad, dejando atrás la rutina laboral y permitiéndonos explorar nuevas ocupaciones. Desde terapia ocupacional enfatizamos la importancia de involucrarse en actividades significativas que proporcionen un sentido de propósito, satisfacción, que ayuda a mantener la mente activa además de promover el bienestar emocional.
Aceptar la jubilación también significa hacer las paces con el envejecimiento. En nuestra sociedad, se valora la juventud y la productividad, lo que puede hacer ver la jubilación como una pérdida de valor personal. Sin embargo, aceptar esta etapa es entender que la vida continúa con nuevas formas de contribuir y disfrutar.
Uno de los mayores cambios es la gestión del tiempo libre. La falta de una rutina, donde prima el ocio puede llevar al aburrimiento o al estrés. Establecer una rutina diaria, fijar metas a corto y largo plazo y dedicar tiempo a actividades de autocuidado son estrategias clave para mantener un equilibrio ocupacional.
La jubilación puede llevar a una disminución en las interacciones sociales, especialmente si nuestra vida laboral es nuestra principal fuente de socialización. Mantener y fortalecer nuestras relaciones sociales durante la jubilación es crucial para nuestra salud y bienestar general. Participar en clubes de adulto mayor, grupos comunitarios, actividades recreativas y aprovechar la tecnología son algunas formas de construir y mantener una red de apoyo robusta. Estas interacciones no solo enriquecen nuestras vidas sociales, sino que también nos proporcionan un sentido de pertenencia y propósito en esta nueva etapa.
Para muchos, la jubilación implica, por lo general ingresos inferiores a la remuneración, lo que puede requerir ajustes en el presupuesto y estilo de vida. Planificar con anticipación y acordar las expectativas financieras es crucial para mantener la estabilidad y la tranquilidad durante esta etapa y esto requiere de un sistema que garantice ingresos para una vida digna.
La jubilación es una etapa llena de potencial y nuevas oportunidades. Prepararnos de manera integral asegura nuestro bienestar emocional, social y con el resguardo de nuestros derechos podemos transformar la jubilación en una fase enriquecedora y gratificante de nuestras vidas.