Clínica Maat no es solo un centro de salud comprometido con mejorar la calidad de vida de sus pacientes, sino también un referente en sostenibilidad urbana.
Concebida con la misión de mitigar el cambio climático, se destaca por su enfoque integral hacia la disminución de su huella de carbono y la polución ambiental. En su techo cuenta con un “humedal urbano” donde conviven distintos tipos de peces y plantas, generando un verdadero ecosistema acuático en la azotea del edificio, la que con 15 mil litros de agua posee un avanzado sistema que regula el calor y mejora la eficiencia energética.
El nombre de la clínica refleja lo que sus fundadores, un grupo de profesionales apasionados por la dermatología y la cirugía plástica, buscaban brindar a sus pacientes en un solo lugar. Maat es una de las diosas del antiguo Egipto, que encarna el equilibrio y la armonía que imperan desde el origen del mundo y es necesario conservar. Por eso, desde sus inicios, este espacio ubicado en plena avenida La Dehesa, en la comuna de Lo Barnechea, en Santiago, fue concebido como un lugar donde no solo existan consultas y procedimientos médicos, sino también con la misión de reducir los impactos que genera la construcción de edificios en el bienestar de quienes lo habitan, visitan y están a su alrededor. El propósito estaba claro: traer naturaleza y sus diversos beneficios al entorno urbano y que, en medio de tanto cemento, quienes lleguen a Maat puedan recibir esas “vitaminas mentales” que nos entrega un humedal.
Un techo que marca la diferencia
Rediseñar un lugar tan desaprovechado como un techo y lograr que este sea una “quinta fachada” con un ecosistema único y eficiente energéticamente, es lo que Francisco Monckeberg, arquitecto a cargo del proyecto, ejecutó en conjunto con la empresa Bioarq.
«Este techo está compuesto por 15 mil litros de agua, que actúan como un aislante térmico natural, como un verdadero radiador. En verano, a diferencia de los techos de acero galvanizado que pueden alcanzar temperaturas de hasta 150 grados, nuestro techo se mantiene entre 25 y 30 grados, reduciendo significativamente el consumo energético necesario para la climatización. En invierno, el agua funciona como una excelente pila térmica, manteniendo la temperatura del techo entre 10 y 15 grados, lo que disminuye la necesidad de calefacción dentro del edificio».
Un oasis natural en plena ciudad
Clínica Maat cuenta con un ecosistema sostenible que está generando el «humedal urbano» en su techo. Este espacio, de 160 metros cuadrados y 19 centímetros de profundidad, alberga una variedad de especies, incluyendo caracoles manzana, peces Koi, Goldfish y diversas plantas como papiros egipcios, juncos y plantas flotantes.
“El proceso de construir e implementar el humedal partió desde cero, no teníamos mucho conocimiento, pero lo hemos ido armando con mucho cariño y en seis meses hemos visto cómo los peces y plantas se han ido adaptando. Vimos que en el verano se forma una brisa porque el humedal funciona como un colchón de agua que amortigua el calor. Algo muy importante es que aquí no hay derroche de agua, siempre es la misma que circula y pasa por filtros biológicos y luces UV, que eliminan bacterias que podrían afectar a los peces y matan algas que consumen su oxígeno”. Sostiene el Dr. Víctor Salazar, director médico de Clínica Maat y quien ha trabajado desde el inicio del proyecto del humedal.
Beneficios emocionales para pacientes y personal
Diversos estudios realizados en EEUU, Inglaterra y Canadá han demostrado que convivir con espacios más verdes y conectar con entornos naturales en ciudades con exceso de edificaciones generan en sus habitantes y quienes transitan por ellas múltiples beneficios, como mejorar la atención, la función cognitiva y el estado de ánimo; generar pensamientos más tranquilos, disminuyendo los niveles de angustia y ansiedad; e influir positivamente en el diálogo interior, eso que nos hablamos a nosotros mismos.
«La terraza y el humedal son lugares de tranquilidad y reflexión tanto para los visitantes como para el equipo de la clínica. Estar ahí entrega paz, puedes estar varios minutos sin darte cuenta mirando los peces, viendo cómo llegan insectos a las plantas. Los pacientes pueden esperar su atención disfrutando del entorno natural, mientras que los niños interactúan con los peces. Es una relación muy bonita que se ha generado con el humedal», agrega el Dr. Salazar.
Futuro
Las aves que visitan el humedal han traído semillas que van generando una biodiversidad propia, autoproduciendo flora. Este ecosistema ya está capturando CO2, reduciendo la polución, regulando la temperatura del edificio y devolviendo así la naturaleza a la ciudad.
Clínica Maat está demostrando que es posible reducir los impactos del crecimiento urbano. Se estima que para el año 2050, el 68% de la población mundial vivirá en ciudades, por lo que iniciativas como esta nos muestran que sí es posible repensar los efectos que esto generará.