Fiscal Regional de Atacama, Alexis Rogat Lucero
En diciembre del año en 2016, luego de doce años ejerciendo como fiscal adjunto en la Fiscalía Local de Copiapó, tuve el privilegio de asumir la dirección del Ministerio Público de la Región de Atacama, consolidando así gran parte de mi carrera profesional en la Fiscalía de Chile y en esta hermosa región.
Tras ocho años en este cargo, de acuerdo con lo que establece la Ley, mi periodo llega a su fin el próximo 05 de diciembre. Con algo de nostalgia por dejar esta extraordinaria labor, me voy con la satisfacción de haber realizado una gestión sería y profesional, no exenta de dificultades, en que el apoyo y compromiso de mi equipo Directivo, Fiscales, Funcionarias y Funcionarios que integran la Fiscalía en Atacama ha sido fundamental. A ellos, hago un público reconocimiento y les doy mi eterno agradecimiento.
En estos años fueron varios los hitos que marcaron mi gestión, algunos de ellos involucraron un gran esfuerzo institucional como fue el caso del estallido social y la pandemia, episodios en que la Fiscalía de Atacama no dejó de cumplir en ningún momento su función, entendiendo lo relevante de la tarea de persecución penal y apoyo a víctimas y testigos. Bajo esta administración vieron la luz iniciativas tan significativas como la Ley de Entrevista Investigativa Videograba que involucró un cambio de paradigma en el tratamiento de delitos graves que afectan a niñas, niños y adolescentes. De igual manera, dimos inicio a la Unidad de Análisis Criminal y Focos Investigativos (Sacfi) y la operatividad del Equipo ECOH, cumpliendo las expectativas referidas a la detección de delitos con patrones delictuales similares, además de identificar y formalizar a peligrosas bandas criminales. Destaco, además, sentencias históricas a nivel nacional obtenidas en los últimos años por la Fiscalía de Atacama; entre estas, la condena contra el denominado “Sicópata de Copiapó” y la semana recién pasada, la sentencia a altas penas de cárcel por delitos de corrupción en la Municipalidad de Tierra Amarilla. En el primer caso, se trata de la condena más alta obtenida en toda la historia de la Reforma Procesal Penal en Chile; la segunda, la condena más alta impuesta en el país en contra de un alcalde.
En esta despedida, no puedo dejar de agradecer a las jefaturas y funcionarios de la PDI y Carabineros, aliados estratégicos con quienes siempre tuvimos una fuerte alianza frente al objetivo común de la seguridad pública y persecución penal eficiente. Tampoco puedo dejar de lado a las autoridades regionales, al Servicio Médico Legal, Servicio de Salud, Registro Civil y otros organismos públicos con quienes desarrollamos siempre un cordial y efectivo trabajo.
Finalmente, quisiera reconocer a todas las personas que anónimamente fueron firmes soportes ante los desafíos y problemas propios del desempeño y gestión de este cargo.
