CONECTIVIDAD DE ATACAMA CON ARGENTINA: TRISTE REALIDAD

Por Ulises Carabantes Ahumada. Ingeniero Civil Industrial. 

El pasado 25 de noviembre se cumplieron cuarenta años de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, firmado durante los gobiernos de Augusto Pinochet y Raúl Alfonsín respectivamente. Dicho Tratado de Paz y Amistad ha sido la piedra fundamental que ha sustentado el trabajo conjunto entre ambos países, en materia política, económica, cultural e incluso con trabajo conjunto en el área de la defensa. Una integración qué se hace carne en un flujo permanente desde y hacia ambos lados de la cordillera, muy intenso, vía aérea y terrestre.

Dentro del referido proceso de integración chileno argentino, el mejoramiento continuo de los pasos fronterizos ha sido de alta relevancia a lo largo de toda la extensa frontera. Atacama tuvo un inicio auspicioso en esta materia pero sólo hasta unos diez años atrás. A partir de 2014 aproximadamente, todo lo avanzado en materia de pasos fronterizos se vino abajo, tristemente. Del complejo fronterizo qué existió por el lado chileno en el Paso de Pircas Negras, que nos une con La Rioja, no queda nada, desapareció. En lo que concierne al Paso de San Francisco, el año recién pasado pude informarme a través de medios de comunicación argentinos que éste estaba cerrado. ¡¡¿Pero cómo?!!, ¡¡¿el Paso de San Francisco cerrado?!! Un paso que hace 25 años operaba en forma permanente, como debe ser. Lo fueron dejando botado a tal punto que hasta hoy ni el Gobernador Regional ni la Delegación Presidencial han sido capaces de habilitarlo y regularizar su apertura los siete días a la semana, como tiene que ser. Y lo más probable que para el verano que comienza próximamente no tengamos totalmente regularizado dicho paso fronterizo. La incapacidad para tal propósito ha sido mayúscula. Pasan y pasan los meses y no hay solución definitiva. Atacama navega entre la incompetencia, la incapacidad y una espuma y seudo glamour que no son congruentes con todas nuestras precariedades. Unos pocos hemos venido exigiendo desde hace casi dos años que se normalice de una vez la operación del Paso de San Francisco, condición de alto impacto positivo para nuestra región y sus habitantes. En ese contexto destaco el hecho de que finalmente un gremio ha sacado la voz sobre la materia, con valentía y decisión, el gremio de las empresas de turismo, quienes han exigido también, porque están en pleno derecho de exigir, la apertura permanente del Paso de San Francisco.

Relato una anécdota de índole personal: en la presente semana tuve el agrado y el honor de recibir una invitación de parte del Intendente de Fiambalá, la primera ciudad argentina que uno encuentra al cruzar la cordillera por San Francisco, para que los acompañara en la celebración por el 291 Aniversario de la ciudad. Por estar el Paso cerrado por el lado chileno, lamentablemente no podré acceder a tan fraternal invitación de Raúl Usqueda, el referido intendente. Esa es nuestra triste y limitante realidad como Región de Atacama. ¿Qué sucede con nuestros vecinos inmediatos, Antofagasta y Coquimbo? Sus pasos fronterizos, Jama y Aguas Negras, están operativos en todo momento. La pregunta es, ¿por qué en Atacama no es así?

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