Emprendimiento, ¿para todos?

Andrés Alvarado

Director de Endeavor Research

En el marco de la Semana Global del Emprendimiento, la pregunta sobre si emprender es para todos cobra una particular relevancia. Esto porque, si bien su apreciación más inmediata nos remite hacia las posibilidades de quienes aspiran a fundar su propio negocio y la factibilidad de concretar este anhelo, una segunda mirada nos permite reflexionar sobre cómo los alcances de esta actividad pueden extenderse hacia todas las personas.

Si bien contamos con un ecosistema emprendedor diverso, su impacto trasciende los distintos ámbitos de acción, pues además de contribuir en el crecimiento económico, la creación de puestos de trabajo −lo que se traduce en menores tasas de desempleo y nivel de pobreza−, y el desarrollo de soluciones para los desafíos de la sociedad; son capaces de estimular el cambio y de acelerar las transformaciones que necesitamos a nivel mundial. Todo esto, a partir de la innovación y el aporte de profesionales cada vez más preparados para avanzar en las mejoras que se requieren para los distintos sectores e industrias.

Es ahí en donde las scaleups −empresas que superaron la etapa inicial de validación de su modelo y experimentado un crecimiento acelerado y sostenido durante al menos tres años− tienen mucho que aportar, especialmente porque contamos con una generación de emprendedores y mentores que están produciendo cambios relevantes al comprender cómo van evolucionando las necesidades de las personas.

Si bien a nivel regional hemos experimentado positivos avances, de hecho, el Global Entrepreneurship Monitor 2023/24 destacó que los niveles más altos de actividad emprendedora y de expectativas para la creación de empleos están en la región de Latinoamérica y el Caribe, el mismo informe señala que Chile tiene un rol preponderante en este aspecto. En este mismo sentido, el reporte indica que un 71% de la población chilena adulta percibe el emprendimiento como una opción de carrera y un 73% indica que tienen como modelos de referencia a personas que ya han emprendido.

Lo anterior nos ubica en una posición competitiva, al ser considerados como uno de los países más disruptivos de la región en materia de emprendimiento, entregándonos a su vez un elemento diferenciador frente al resto de economías, especialmente de las que se han limitado a reproducir o mejorar productos y servicios ya existentes en el mercado.

Estos ámbitos reflejan un interés por aplicar métodos novedosos en la creación de negocios, pero también por elaborar propuestas que contribuyan con el desarrollo del país desde una mirada integral, en la que somos conscientes sobre cómo, desde nuestros propios ámbitos de acción, podemos generar impacto y aportar en la conformación de una sociedad con visión de futuro.

De ahí que sea crucial continuar fomentar los espacios de diálogo en torno a temáticas de relevancia para nuestro ecosistema emprendedor, seguir fortaleciendo la idea del emprendimiento desde las etapas más tempranas de la educación, así como promover instancias de networking que favorezcan la creación de redes con miras a fortalecerlo. Junto con ello, debemos apoyar a las nuevas generaciones incentivando la colaboración y el intercambio de experiencias acoplado de buenas prácticas. De esta manera, podremos ofrecer un entorno más favorable para el surgimiento y progreso de emprendimientos de alto impacto, teniendo presente la relevancia de crear valor en conjunto para una red aún más robusta.

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