Cuando pensamos en los niños, niñas y adolescentes con Síndrome de Down y sus familias, un tema que no debemos dejar de mirar es el acceso a la educación. Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, el número 4 hace referencia a la “Educación de Calidad”, es decir, garantizar que todas las personas tengan acceso a una educación inclusiva, equitativa y de calidad, permitiendo el aprendizaje a lo largo de la vida. Este objetivo no comienza en la educación escolar, sino en el acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia.
Esto implica un acompañamiento desde las etapas tempranas del desarrollo, incluyendo tanto a los niños y niñas como a sus familias. Es fundamental brindar herramientas y apoyos a los cuidadores para favorecer sus trayectorias de desarrollo. Además, la comunidad educativa – compuesta por directivos, docentes, estudiantes y familias – juega un rol clave en garantizar un acceso efectivo a una educación de calidad para todos los niños y niñas con discapacidad, promoviendo su máximo potencial de desarrollo, participación social y bienestar.
La inclusión en el sistema escolar presenta desafíos pedagógicos, ya que requiere estrategias de enseñanza que aseguren experiencias de aprendizaje positivas. La inclusión no se trata solo de abrir cupos en un curso, sino de adoptar una ideología basada en el valor de la diversidad, con un enfoque centrado en el aprendizaje y no en el déficit. Para lograrlo, toda la comunidad escolar debe asumir un rol activo en la inclusión social y educativa, asegurando que los niños y niñas con Síndrome de Down se sientan parte y disfruten tanto dentro como fuera del aula.