Diego Silva
Académico de la Facultad de Medicina, U. Central
Cada 17 de septiembre el mundo conmemora el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, una iniciativa establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019 con el propósito de visibilizar un aspecto fundamental y a menudo subestimado en los sistemas sanitarios: la seguridad de los pacientes.
Esta fecha surge como respuesta a una realidad preocupante y persistente: millones de personas en el mundo sufren daños evitables cada año como consecuencia de errores en la atención médica. Bajo el lema “Ante todo, no hacer daño”, este día busca movilizar a gobiernos, profesionales de salud, pacientes y comunidades en torno a acciones concretas que garanticen una atención sanitaria más segura y centrada en las personas.
La seguridad del paciente no puede entenderse de manera aislada; está íntimamente ligada al concepto de calidad en salud. Un sistema sanitario de calidad es aquel que no solo es accesible y eficiente, sino que también es seguro, equitativo y centrado en el respeto de los derechos de las personas. A pesar de los avances tecnológicos y científicos en medicina, los near miss, eventos adversos y centinelas prevenibles continúan siendo una de las principales causas de morbilidad y mortalidad a nivel mundial. Según datos de la OMS, se estima que uno de cada diez pacientes sufre daños durante su atención en países de ingresos altos, y que, en los países de ingresos bajos y medianos, hasta 134 millones de eventos adversos prevenibles ocurren cada año en hospitales, contribuyendo a 2.6 millones de muertes anuales.
Hablar de calidad y seguridad implica abordar múltiples dimensiones: desde la gestión institucional hasta la formación del personal, pasando por la cultura organizacional, la participación activa de los pacientes y la mejora continua basada en la evidencia. La seguridad del paciente no es responsabilidad de un solo actor; requiere del compromiso articulado de todos los niveles del sistema de salud y de políticas públicas sólidas que prioricen la prevención del daño como un imperativo ético y técnico.
Este año, el Día Mundial de la Seguridad del Paciente 2025 se celebra bajo el lema ¡La seguridad del paciente desde el comienzo! con énfasis en los cuidados seguros para todos los recién nacidos y todos los niños, con un llamado urgente a proteger a las poblaciones más vulnerables desde los primeros momentos de vida. Los recién nacidos y los niños, por su fragilidad fisiológica y dependencia total del entorno, requieren entornos clínicos especialmente diseñados para garantizar su seguridad. Los errores en la medicación pediátrica, las infecciones asociadas a la atención, la falta de personal capacitado o las prácticas inadecuadas en la atención neonatal son solo algunos de los riesgos que pueden comprometer la vida y el desarrollo de los más pequeños
Desde una perspectiva de salud pública, la calidad y seguridad en los servicios de salud pediátricos no son solo una obligación ética, sino una inversión estratégica en el futuro de las sociedades y contribuyen a la equidad en el acceso a cuidados efectivos. La seguridad del paciente es, en última instancia, un derecho humano y una condición indispensable para lograr la cobertura sanitaria universal. Así, este 17 de septiembre, renovemos el compromiso de trabajar por sistemas de salud más seguros, especialmente para quienes aún no pueden alzar la voz, pero cuya vida y bienestar dependen por completo de nuestro actuar profesional y colectivo.