La Serena y Coquimbo: ¿Estamos preparados para liderar la nueva ola emprendedora?

Por Alvaro Fecci Quiroga, Académico Universidad Central sede Región de Coquimbo

La conurbación La Serena-Coquimbo se perfila como uno de los polos urbanos con mayor proyección del norte de Chile. Con más de medio millón de habitantes y una destacada infraestructura educacional, el ecosistema regional parece tener todas las condiciones para transformarse en un semillero de emprendimientos dinámicos. Sin embargo, el potencial no siempre se traduce en resultados concretos.

El diagnóstico reciente sobre el ecosistema emprendedor de la región revela una verdad incómoda: pese a contar con un capital humano emergente, redes de apoyo institucional y una cultura emprendedora bien valorada, seguimos enfrentando brechas estructurales importantes. ¿La más urgente? La falta de articulación efectiva entre empresas consolidadas y emprendimientos emergentes. En un territorio donde la minería, el turismo y la agroindustria dominan la estructura productiva, resulta fundamental que estos sectores se abran a procesos de innovación abierta y colaboración con startups locales.

Otro punto crítico es el acceso a financiamiento. Aunque existen iniciativas como CORFO y los centros de negocios de SERCOTEC, los recursos siguen siendo escasos y dispersos. El número de emprendimientos apoyados es reducido si lo comparamos con la cantidad de postulaciones, y aún falta robustecer el capital de riesgo privado que permita escalar proyectos con potencial. El desafío no es solo financiero, sino también cultural: necesitamos más confianza en los emprendedores locales.

Desde la academia, en particular desde carreras como Ingeniería Civil Industrial, tenemos la responsabilidad de formar profesionales que no solo busquen empleo, sino que también lo generen. Nuestros estudiantes deben ser capaces de identificar oportunidades, liderar equipos multidisciplinarios y pensar en soluciones para los problemas reales del territorio. Pero para eso, debemos conectarnos más con el entorno productivo y con los actores que están empujando la innovación desde abajo.

La Serena y Coquimbo tienen el talento, los recursos naturales, la conectividad y la calidad de vida que muchas otras regiones quisieran. Lo que falta es decisión colectiva. Si logramos coordinar esfuerzos entre universidades, sector público, empresas privadas y sociedad civil, podríamos convertirnos en un modelo nacional de desarrollo emprendedor desde regiones.

La pregunta no es si podemos. La verdadera pregunta es: ¿nos atrevemos a dar el siguiente paso?

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