El costo oculto: cuando la explotación del litio pone en riesgo los ecosistemas más frágiles

  • Por Adriana Aránguiz Acuña, académica U. de Tarapacá y Ciencia e Innovación para el Futuro

Soy bióloga marina y doctora en Ecología y Biología Evolutiva. Desde hace años estudio sistemas acuáticos continentales y, en el norte de Chile, me he dedicado por completo a ecosistemas de zonas áridas: lagunas, salares, bofedales y humedales del desierto y altiplano andino. Estos lugares, lejos de ser “extremos” para sus habitantes, son su hogar natural. Las comunidades humanas y no humanas han desarrollado adaptaciones únicas, desde lo fisiológico hasta lo social. Sin embargo, solemos mirarlos desde una óptica centralista y folclorizante, que despolitiza a los pueblos originarios y minimiza sus derechos.

En este contexto, la explotación del litio se ha convertido en una amenaza crítica. Los salares, frágiles y ricos en biodiversidad, cultura y minerales, están en el centro de la electromovilidad y las llamadas “energías limpias”, pero sus costos recaen en las poblaciones más vulnerables del llamado “tercer mundo”. El “Triángulo del Litio” —Perú, Bolivia y Chile— alberga ecosistemas poco estudiados, incluso sin líneas base. En Chile, casi la mitad de los sitios Ramsar son salares.

Pensar en un salar aislado es un error: todos están conectados por recargas subterráneas. La minería del litio, a diferencia del cobre, es minería de salmuera, con una enorme pérdida de agua. En tiempos de crisis hídrica global, sacrificar agua continental por un mineral es irónico y preocupante. Las externalidades incluyen polvo que daña humedales, y puertos como el de Mejillones, ya sobrecargados y contaminados, reciben más presión.

La infraestructura minera también deja huella: el paso constante de camiones y maquinaria pesada provoca microsismos que afectan edificaciones y caminos, daños que rara vez se reconocen.

Hacer ciencia en zonas áridas exige estar presentes, compartiendo las mismas carencias que las comunidades. Es la única forma de conectar con la realidad y entender que estos ecosistemas no existen sin la presencia humana como parte de ellos.

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