Por Martín Lambertucci, CEO y cofundador de Insside
Chile dio un paso valiente con su Ley Marco de Ciberseguridad. Pero un marco legal, por sí solo, no garantiza protección. La verdadera prueba comenzó el día que la norma entró en vigor, en enero de este año, y hoy —casi diez meses después— muchas organizaciones siguen intentando ponerse al día. La ley expuso algo que ya sabíamos en la industria, es decir, la ciberseguridad no se resuelve con tecnología, sino con cultura, liderazgo y coordinación.
Lo que está ocurriendo en Chile no es muy distinto a lo que vemos en otros países de América Latina. Los gobiernos comienzan a entender que proteger la información es proteger la soberanía. Pero convertir esa comprensión en práctica requiere algo más que voluntad política, exige preparación, inversión y un cambio de mentalidad que, en la región, todavía avanza más lento de lo necesario.
La creación de la Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANCI) fue un avance importante y le dio al Estado una institucionalidad que antes no existía. Pero también puso en evidencia la magnitud del desafío. La ley obliga a las organizaciones que prestan servicios esenciales a reportar incidentes, demostrar medidas preventivas y cumplir plazos estrictos. Y, en la práctica, eso ha significado que muchas empresas descubran que no tenían procesos ni equipos listos para responder bajo ese estándar.
En un año electoral, con la discusión pública enfocada en crecimiento y productividad, la ciberseguridad puede parecer un tema de especialistas. Sin embargo, es uno de los pilares que definirá la competitividad futura de cualquier economía. De poco sirve digitalizar procesos si no existe confianza en los sistemas que los sostienen.
El sector privado tiene mucho que decir —y hacer— en este proceso. No basta con cumplir la ley, hay que acompañar su propósito. La confianza digital se gana con hechos, con reportes transparentes, con planes de continuidad que realmente funcionen y con colaboración entre empresas. Esa colaboración será lo que determine si Chile logra transformar la regulación en resiliencia.
La Ley Marco no busca frenar la innovación, sino darle un piso más sólido. Chile está dando una señal al resto de la región. Pero la pregunta que sigue abierta es la más importante. ¿Será capaz de cumplir su propia ley? Porque en ciberseguridad, cumplir no es el final del camino, es apenas el comienzo.







