Reflexionando sobre el verdadero sentido de la Navidad comenzó su homilía el Obispo de Copiapó, Monseñor Ricardo Morales, al presidir la misa de Nochebuena, en la Catedral.
El obispo se refirió a “quienes no tienen una abundante cena en sus mesas, o quizás no podrán entregar el regalo que se esperaba, o más dramáticamente, lo único que desearían en esta navidad es abrazar al ser querido que ya no está, o restablecer en la salud de esa enfermedad mortal al ser que se ama. Muchos también hoy están solos, y el vivir estas fechas les hace ahondar en la herida y en la pérdida que arrastran por años”, y recordó las palabras del Àngel: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”. Con ello, invitó a renovar la esperanza y la alegría: “El Señor ha querido nacer entre nosotros para llenar nuestra vida de una nueva dimensión, que no elude las dificultades, dolores y problemas, sino que nos permite reconocer que no estamos solos y que las tinieblas no tienen la última palabra”.
Don Ricardo dijo que “esa luz, esa esperanza, esa paz, esa alegría, nos viene en un niño, en un vulnerable, en un pobre, en un humilde niño perdido en el último lugar al que un poderoso pensaría llegar. Es en Belén, la sencilla Belén, la que visitan los pastores, los menos considerados por los poderosos, la que nos revela la gran noticia ¡El Señor está con nosotros!”
Ante la incertidumbre de la pandemia, el Obispo invita a no equivocarse: “escuchemos el llanto del niño, miremos su rostro, nos sonríe… ¿cómo no descubrir que Dios nos llena de esperanza?, ¿Cómo no tener la certeza que sobre las tinieblas ha brillado una gran luz?”, y continuó: “¿Quiénes estaban junto a Jesús además de Santa María y San José? Animales. Son los que están en un pesebre. Quizás esa humildad y sencillez es la que nos falte, la de un animalito que se admira ante todo, y frente al cual todo es novedad; además ¡cuanta nobleza descubrimos en nuestros animales!” Terminó invitando a ser “anunciadores de la buena noticia que hoy se nos comunica, pues nos ha nacido un niño, recostado en un pesebre, que nos llena el corazón de una profunda certeza, ¡El Señor está con nosotros, no estamos solos, las tinieblas no tienen la última palabra!”