Se calcula que las inflamaciones e infecciones aumentan en un 50% en esta época, propiciada por las condiciones ambientales y errores en los hábitos y cuidados. Conoce cómo prevenirlas.
La humedad, el calor, el sudor, la ropa ajustada, la playa, la piscina y pasar mucho tiempo con el traje de baño hacen que la zona íntima femenina sea más vulnerable y esté expuesta a sufrir afecciones que -en general- no conllevan un riesgo mayor para la salud pero sí muchas molestias en una época donde sólo se quiere disfrutar del verano.
Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, indica que “la Clínica Mayo estima que tres de cada cuatro mujeres han sufrido alguna afección vaginal, producto de alteraciones en el equilibrio del pH y la flora íntima, que evitan el desarrollo de agentes patógenos que pueden causar infecciones. Por esto, es importante conocer cómo podemos prevenirlas y los cuidados necesarios para esto”.
Las más comunes pueden producirse por hongos, como la candidiasis que se presenta con síntomas como picazón e irritación de la zona, sensación de ardor –al orinar o durante las relaciones sexuales-, enrojecimiento, inflamación, dolores, sarpullido y secreción vaginal espesa, blanca y sin olor. De acuerdo con el estudio PROBIT (realizado en España) aproximadamente el 50% de las mujeres a los 25 años ha sufrido un episodio causado por este patógeno, aumentando a un 75% en mujeres pre menopáusicas.
Por otro lado, están las infecciones causadas por bacterias como la vaginosis, responsable de casi la mitad de la vaginitis. Comparte síntomas como la picazón o el ardor al orinar, pero se diferencia de otro tipo de infecciones ya que presenta olor y una secreción delgada (blanca, gris o verde). En este caso, las mujeres en edad reproductiva son más propensas a contraerla, pero puede afectar a otras de cualquier edad.
La Asociación Española de Ginecología y Obstetricia calcula que las inflamaciones e infecciones vaginales aumentan en un 50% durante el verano siendo, en su mayoría, evitables si se mantiene una buena higiene y hábitos. “Una de las cosas que se deben evitar es estar mucho rato con el traje de baño mojado ya que esa humedad –más la ambiental y el calor- generan un ambiente perfecto para el desarrollo de hongos. Si ya no volverás a ingresar al mar o la piscina, lo recomendable es que te cambies el traje de baño”, señala Molina.
Además, es relevante cuidar la higiene íntima, a través de productos específicos para la zona, sobre todo cuando las altas temperaturas provocan mayor transpiración. Como indica la farmacéutica, “cualquier gel o jabón pueden alterar el pH natural de la vagina, favoreciendo la proliferación de hongos y bacterias. También es muy importante secar de manera adecuada la piel”. Sin embargo, hace hincapié en evitar los lavados excesivos, pues impiden que el flujo normal y la microflora actúen como el mecanismo de defensa y limpieza de la zona.
Molina menciona que la ropa que se utiliza es otro de los factores que ayudan a prevenir estas afecciones. “Se debe privilegiar la ropa de algodón y evitar las prendas muy ajustadas o apretadas. Las fibras sintéticas no absorben por lo que favorece a que se mantenga la humedad de forma constante en la región”.
Si eres mujer y presentas molestias o algunos de los síntomas mencionados, lo mejor es recurrir a un médico quién podrá confirmar si se está en presencia de alguna infección u otro tipo de problema. “Por ningún motivo se recomienda la automedicación o los remedios ´caseros´. Aun cuando estas afecciones no representen un riesgo mayor, la automedicación sí puede traer importantes consecuencias, ya sea por las reacciones adversas o las interacciones que pueden desarrollarse con otros medicamentos que se consumen”, recalca la especialista. Afortunadamente, este tipo de infecciones se pueden tratar pero, especialmente en verano, la prevención resulta clave.