La salud mental no toma vacaciones. Aún cuando esta época del año se asocia a un mejor estado de ánimo, en muchos casos pasa todo lo contrario.
Junto con el verano, para muchos llegan las vacaciones, el descanso y la posibilidad de pasar más tiempo al aire libre, con amigos y familia. Esta época la asociamos con un mejor estado de ánimo, debido al aumento en la secreción de serotonina y melatonina –estimuladas por una mayor exposición a la luz solar- que influye directamente en éste, haciéndonos sentir más felices y con más energía.
Sin embargo, en otros la temporada estival genera el efecto contrario. Cansancio, apatía, mal humor, mayor irritabilidad y hasta agresividad son algunos de los síntomas que pueden sufrir personas con meteorosensibilidad ante las altas temperaturas, aquellas a quienes los cambios de las condiciones climáticas les afectan con mayor intensidad, pudiendo aquejar a casi el 30% de la población mundial, según estadísticas globales.
Los cambios de la presión atmosférica podrían desencadenar migrañas y las altas temperaturas dolor articular, especialmente en personas que sufren artritis o artrosis. “Estas condiciones y la humedad, también contribuirían a desarrollar estos síntomas, incluyendo la falta de concentración”, comenta Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada. De hecho, existen estudios que asocian las altas temperaturas con la disminución en el rendimiento cognitivo, afectando directamente la productividad.
A esto se le debe sumar que la población sigue con niveles elevados de ansiedad (producto de la pandemia) y los efectos físicos del calor -como la vasodilatación-, generando abundante sudoración, deshidratación, insomnio y fatiga, que afectan el descanso diario. “Por esto es importante conocer estos cambios conductuales y los factores que los desencadenan para actuar en post de nuestro bienestar”, añade Molina.
Asimismo, y de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas con algún tipo de patología mental como la depresión, también podrían estar predispuestas a la exacerbación de sus síntomas en esta época, convirtiéndolos en un grupo especialmente vulnerable.
Otra de las características del verano es la gran importancia que se le da a la imagen, debido a la mayor exposición que tenemos en lugares como playas y piscinas, y las vestimentas propias de la temporada. Esto genera que muchas personas pongan especial exigencia a su imagen y la forma de su cuerpo. “Este tipo de presión, autoimpuesta la mayor parte del tiempo, no sólo podría provocar un cambio de alimentación y rutinas de ejercicios que pueden llegar a ser peligrosas si no son monitoreadas por un profesional, sino que también convertirse en una obsesión peligrosa para el bienestar de una persona”, enfatiza la facultativa.
Flexibilizar horarios y mantener rutinas
Con toda esta información a mano, es clave generar ciertos procesos y rutinas que ayuden a enfrentar los efectos de las altas temperaturas en aquellos que son más susceptibles durante el verano. En primer lugar, Molina recomienda tratar de mantener una rutina estable y saludable, priorizando “las horas de sueño y de descanso. Tener una rutina clara, y tiempos establecidos para trabajar, descansar o disfrutar de actividades extra nos brinda una sensación de control, lo que ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad”.
Además, indica que es importante pasar tiempo al aire libre, pero evitando las horas de mayor temperatura. “Las primeras horas o finalizando el día son los momentos adecuados para, por ejemplo, salir a caminar, trotar o nadar, manteniéndose siempre bien hidratado. No olvidemos que mientras se realiza ejercicio, el cuerpo produce dopamina, serotonina, endorfina y encefalina, hormonas que contribuyen en las sensaciones de bienestar y euforia, actuando como neurotransmisores en nuestro cerebro”.
De igual forma, Molina enfatiza el evitar comparaciones con otros, principalmente las referidas al físico. “Esto puede llevarnos a tomar malas decisiones o medidas extremas respecto a nuestra alimentación o la rutina de ejercicios sólo para vernos diferente, trayendo consecuencias negativas no sólo a nivel físico, sino que también sobre nuestra autoestima”.
Por último, si una persona no puede o le cuesta mucho lidiar con los efectos que le produce esta temporada, lo recomendable es buscar ayuda profesional. “Nuestro estado de ánimo es clave para desarrollarnos en el ámbito personal y profesional. Veamos en esto una oportunidad de alcanzar el bienestar que todos necesitamos”, finaliza la especialista.