Camila Ibacache, Nutricionista y académica UCEN Región de Coquimbo
En las últimas semanas, hemos observado y escuchado en diversos medios de comunicación la noticia sobre el aumento del precio del aceite, el cual ha llegado casi a los $4000 por litro. Entre las diversas razones está el conflicto de Rusia con Ucrania, ya que desde el 1 de abril Rusia suspendió la exportación de la semilla de girasol y estableció cuotas para la exportación del óleo; además, estos países proveen más del 50% de aceite a nivel internacional. También la inflación que experimenta nuestro país y el mundo ha tenido un impacto en este incremento.
Estamos hablando de uno de los alimentos que forma parte de la canasta básica en nuestro país, además es uno de los ingredientes casi esenciales en todas las cocinas chilenas, ya que se puede utilizar en diversas preparaciones. Las familias de sectores más vulnerables acceden al aceite de maravilla y al vegetal.
Es importante buscar alternativas, en las cuales podamos disminuir y en algunos casos evitar completamente su uso. Una de las formas más sencillas es cambiar los métodos de cocción. Actualmente, la aceptación de los alimentos fritos es universal y se disfruta en todas las culturas del mundo, con un alimento con agradable sabor y textura. Pero, no hay que olvidar que, al freír, aparte de que el resultado no es de alta calidad nutricional, implica el uso de grandes cantidades de aceite, por lo tanto, al aplicar otras formas de preparación como al horno, a la plancha, al vapor o cocido, obtendremos un plato más saludable y ahorraremos en el presupuesto familiar.
Es el momento también de aprovechar esta coyuntura para educar a la población, ya que muchas veces se desconoce el efecto nocivo para la salud de someter el aceite a altas temperaturas como ocurre al cocer o freír, lo que además altera la calidad nutricional de un alimento. Por ejemplo, el pescado, en ese proceso tan tradicional, pierde o disminuye en gran porcentaje su aporte de omega 3. Por lo tanto, la recomendación no es no utilizar aceite, sino que emplearlo en las cantidades precisas y buscar métodos de preparación igualmente sabrosas y más saludables.